Narrativa especial: Despedida de IRO.
Relato:
La estancia de Neko en la residencia IRO estaba siendo algo más larga de lo esperado originalmente, pero puesto que el nekomata estaba a la espera de que cierto pelirojo lo invocara, se podría decir que por mientras se lo estaba tomando con algo de calma. Si bien no dejaba de recordar a su ama cada día.
Y así, en lo que parecía iba a ser otro día más de su vida tranquila en este mundo, ocurrió algo que no se esperaba. De pronto, y mientras se encontraba camino a la zona boscosa que le gustaba frecuentar, el pelinegro pudo percibir un aroma conocido.
- << Imposible. ¿Mi instinto me falla? >> - pensó.
- ¡Ahí estas! - grito una voz a lo lejos.
El nekomata miró entonces en su dirección, al tiempo que sus orejas se movieron debido a la sorpresa. Su instinto no le había fallado, más la presencia de esa persona aquí era algo que no tenía que ocurrir. O más bien, pensó que era un mal augurio, y haciendo uso de su gran agilidad y rapidez cuando así lo precisaba, en tan solo un instante apareció a su lado.
- ¿Qué ha pasado? ¿Ella está bien? - le preguntó en un tono claramente preocupado.
- … No me saludas siquiera - le respondió el otro como si estuviera algo molesto.
- Mmm… buenos días? … Si me respondes así entiendo que no le ha pasado nada, ¿verdad?
- Está bien. Bueno, dadas sus circunstancias. Sigue igual.
Neko respiró algo aliviado. - Entonces, ¿cómo es que estás aquí? - No era habitual en el recién llegado alejarse de su propia ama sin un motivo.
- Oh… pues… te echa de menos. Y se la ve triste. Así que me ofrecí voluntario para venir a buscarte.
El nekomata entendía perfectamente el sentimiento, como así se pudo ver reflejado en el triste movimiento que hizo con sus orejas.
- Entiendo. Yo… Espera, - se auto interrumpió con lo que iba a decir al recordar algo - ¿por qué no me has invocado si ese era el caso?
- ¿Invocarte?
- El talismán. Dejé uno para que tu ama pudiera invocarme si era necesario.
- Ahh… no lo sabía - le respondió dejando salir una risa al final.
Neko solo hizo un gesto como si de alguna forma no se extrañase. Después de todo ya lo conocía, y es que el joven frente a él a veces podía ser algo/bastante torpe.
- Supongo que ya no importa. Pero… esa ropa… - dijo ahora fijándose mejor en lo que estaba usando, al ya estar más tranquilo al saber que el estado de su ama no había empeorado. Y es que el contrario estaba llamando demasiado la atención, por así decirlo, para lo que Neko había aprendido que era común ver en ese mundo.
- ¿Es bonita, verdad? Pensé que la ropa que utilizo en casa se vería rara así que escogí estas. Aunque no entiendo porque igualmente las personas de este mundo me miran tanto. Además incluso me han dicho “necesita ayuda, señorita” mientras daba vueltas al buscarte - comenzó a responderle sin siquiera dejarle terminar la frase que fuera a decirle.
Neko suspiro levemente pues aun conociendo su torpeza, a veces sentía que realmente no tenía remedio.
- Esas ropas son de tu ama, ¿verdad
- Si, todas las prendas amarillas que encontré en su armario - le respondió con una sonrisa de felicidad en el rostro. Y es que cabe decir que el joven tenía una pequeña fijación por el color amarillo. Le encantaba.
- … Tu ama es una chica - le comentó esperando que captara la idea.
- Dices cosas obvias - pero el contrario siguió sin entender nada.
- … Vas vestido con ropa de mujer. En tu forma humana tus rasgos son bastante finos, y además tus rasgos de dragón se notan bastante - terminó por decirle directamente viendo que no iba a captar nada sino.
- Oohh… así que es por eso. Bueno, supongo que no importa - dijo riendo - Me gusta esta ropa - sus ojos realmente parecían brillar de felicidad al decirlo.
Cabe decir que el recién llegado no estaba tan acostumbrado a usar su forma humana en público. Y es que generalmente solo cuando estaba en casa con su ama, para poder ayudarla mejor, o en ocasiones similares donde por ejemplo necesitara usar las manos estaba en esta forma. El resto del tiempo permanecía en su forma original. Además de eso decir que aún en su forma humana conservaba bastantes de sus rasgos originales de dragón. Su piel se veía aun en un tono verdoso y conservaba parte de sus escamas y sus cuernos. De hecho seguramente las personas que lo vieron pensarían que hacia algún tipo de cosplay. Y por todo ello, había llamado tanto la atención.
- Entonces, ¿qué vas a hacer? ¿Vienes de regreso conmigo o le dijo que estas bien? Pareces estar bien.
- Estoy bien - Y tras una breve pausa añadió - E iré contigo.
- ¿Y la búsqueda?
- He estado leyendo bastantes libros pero no he encontrado nada útil. Estoy esperando la ayuda de alguien que conocí - tras esto hizo una breve pausa - Le di algunos de mis talismanes así que supongo que puede invocarme igualmente aunque yo ya no esté aquí.
- ¿Seguro?
- Los talismanes nunca me han fallado. Aunque no los hayamos comprobado desde diferentes mundos, su magia debería funcionar de todas formas.
- Supongo. Esos talismanes son cosa tuya después de todo - Y es que el tipo de magia que él utilizaba era algo diferente a la de Neko, así pues quedaba a criterio del pelinegro si funcionarían a no - ¿Nos vamos ya, entonces?
- No. Antes debo hacer algunos trámites. Puedes regresar tu primero si quieres. Dile que en cuanto lo tenga todo listo, regresare con ella.
- Bien. Como quieras.
Y de esta forma ambos familiares se despidieron, dirigiéndose Neko entonces hacia la residencia, pues los trámites a los que se refería eran informar sobre su marcha. Además de escribir un par de cartas y dejar cierto obsequio como agradecimiento.
Y así, tras tenerlo todo listo, durante la noche, el nekomata se dirigió a la zona boscosa de nuevo. Abriendo entonces un portal hacia su mundo, así como lo había hecho la primera vez, salvo que a la inversa, y regresando de esta forma con su ama.
Al cruzar dicho portal, apareció en su casa, donde ésta lo estaba esperando con una sonrisa en su pálido rostro que reflejada lo mucho que se alegraba de verlo.
- Bienvenido, Neko - le dijo en un tono dulce.
- Estoy de regreso - le respondió con una sonrisa igualmente cálida y en un tono que se notaba su afecto hacia ella - Perdona por haber tardado tanto.
Y de esta forma ambos comenzaron a charlar. El nekomata le contó sobre muchas cosas. Tanto aquellas relacionadas a su búsqueda como otras más anecdoticas de su estancia en ese otro mundo, así como hablarle sobre cómo era ese mundo. La joven lo escuchaba con interés y también con esperanza, pues entre todo lo dicho estaba la mención a un cierto joven pelirojo, el cual tal vez podría ayudarla.
Y así, por ahora, el nekomata regresaría a su vida con su ama en su mundo, esperando con curiosidad y esperanza por el momento en el que fuera invocado por Arata.