IROween
Estancia:
Granja
Relato:
Era el quinto día de la búsqueda de dulces, cuando al escuchar el anuncio por parte de Aki, Kuon recordó como el día de ayer había encontrado los caramelos con el envoltorio blanco, haciendo que una leve risa saliera de sus labios, pues le parecía divertida la manera tan animada de hablar del ejecutivo. Si bien, por un momento se quedó pensando en como habría sido el susto por parte de Dekiru, de haber tenido lugar. Es decir, si realmente lo habría asustado. Un pensamiento fugaz, pues enseguida comenzó a pensar en donde podría ir a buscar los dulces el día de hoy.
Así pues, mientras se decidía, sus pasos por las zonas verdes de la residencia lo llevaron casi sin querer hacia la granja. Era un lugar que le gustaba, aunque siempre se quedase mirando de lejos, pero le gustaba poder ver a los animales y sentir que se les veía felices viviendo allí.
Y mientras estaba observándolos se fijo en como uno de los patos que por allí estaba llevaba un listón. Era algo que no había visto antes. Quizás por casualidad, pensó, o porque fuera algo relativamente reciente. El pelirosa se preguntaba porque aquel pato en particular llevaría un listón y quien se lo habría dado. ¿Quizás algún residente? No pensaba que fuera ninguno de los encargados, pues de ser así ¿porque solo a aquel pato? Fuera como fuera, le parecía algo lindo.
Así pues continuo observando a aquel pato, siguiendo sus movimientos con la mirada, mientras él permanecía en el otro lado de la valla. Es decir, sin entrar dentro de lo que sería el recinto de la granja. Lugar desde el que solía mirar a los animales.
El pelirosa estuvo así un rato, hasta que en uno de los movimientos del pato vio como éste se acercaba a un arbusto, debajo del cual le pareció ver algo. Si bien, como no estaba lo suficientemente cerca, no podía estar seguro. ¿Serían quizás los dulces? Solo había una forma de comprobarlo, tendría que entrar dentro.
Por suerte, en ese momento no había otros animales en la zona, así que pensó que lo peor que podría pasar sería que aquel pato le picara. Así pues, y aunque dudo por un momento, la curiosidad de si realmente serían los dulces o no pudo más, y finalmente entró dentro del recinto de la granja.
El pelirosa caminaba con prudencia, más con paso firme hacia el lugar que había visualizado. Por su parte el pato parecía haberse cansado de corretear y se había sentado, así que esta parecía una buena oportunidad.
Si bien, tal pareció que su incursión llamó la atención de dicho pato, pues este se levando dirigiéndose en su dirección. Colocándose así justo delante de él, a pocos pasos de que pudiera llegar al arbusto. Kuon se quedó parado entonces un momento, para posteriormente decidir rodearlo y acceder así al arbusto desde otro lugar. Más el pato tal parecía que quería jugar, pues comenzó a seguirle. ¿O tal vez quería que lo acariciara? Las experiencias de Kuon con los animales no solían terminar bien del todo. Sin embargo, recordó como cierta minina en su momento no lo había rechazado, por lo que pensando que lo peor que podía pasarle era recibir un picotazo, y ya que por una vez se había animado a entrar dentro del recinto, decidió agacharse para con cuidado y cariño tratar de acariciar a aquel pato.
Aunque en esta ocasión no tuvo mucha suerte, como era lo normal en él, pues el ave le pego un picotazo. Si bien no era que hubiera sido realmente doloroso, por lo que el pelirosa solo rió pensando que de alguna forma era lo que esperaba que ocurriera.
Y así, mientras miraba a aquel pato, que tras picarle en la mano parecía haber quedado satisfecho, pues se había movido dejandole de esta forma que pudiera seguir con lo que el pelirosa quisiera hacer, Kuon llegó finalmente hasta el arbusto donde encontró…