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- Estoy unido a alguien, aunque de una forma algo diferente a cuando era un gato - le respondió. Y tras una breve pausa añadió - Aun no he comprobado si en este mundo también ocurre, pero en el mio, los que son como yo solemos hacer un pacto con una bruja o un brujo. En mi caso hice el pacto con una bruja, con la que estoy unido mágicamente.


Neko desconocía si el tema de la magia le era conocido o no al joven pelirojo, por lo que tampoco dio demasiados detalles. Si bien pensaba que al sentir algo familiar en él, era muy posible que no le resultara completamente desconocido. Ademas del hecho de parecerle que si bien el pelirojo parecía tenía curiosidad sobre él, por las preguntas que le había estado haciendo, no le daba la impresión de sentirse asustado o demasiado sorprendido.


Tras esto, el nekomata se fijo en como el pelirojo aprovechaba su cambio de posición para observar mejor sus ropas, escuchando como posteriormente decía - "Más 20"


- << Más 20 >> - repitió en sus pensamientos, al tiempo que hizo un leve movimiento de orejas. - << ¿Sera que le gusta la ropa? Que forma más extraña de decirlo >> - pensó a continuación al tiempo que ladeo muy ligeramente la cabeza y comenzaba a sentir también curiosidad por como sería que iría vestido, pues al estar tan tapado, no había tenido la oportunidad de ver prácticamente nada de su ropa.


Posteriormente continuo atento a los gestos y las palabras de su acompañante, sonriendo así tras escucharlo decir, -"¿Mm? Tú te lo pierdes", interpretándolo como que de haber él querido, el contrario le hubiera dejado compartir la manta con él.


Tras esto, el joven pelirojo respondió a su pregunta. Y fue cuando Neko iba a resporderle de vuelta que una hoja cayó sobre su rostro haciendo que riera levemente antes de pasar a quitársela con tranquilidad.


- Parece que los animalillos de por aquí hacen que las hojas caigan con relativa facilidad - dijo en un tono algo divertido aunque igualmente tranquilo, recordando a la ardilla y también como a su acompañante le habían caído algunas hojas encima con anterioridad. Y así, tras una breve pausa finalmente le respondió - Mmm... sobre mi curiosidad... tengo varias, pero la principal es ¿que eres? - le pregunto directamente y con total sinceridad. Y tras otra breve pausa añadió - Pero si te lo pregunto tan directamente entonces no hay juego, ¿verdad? - dejo dejando salir una pequeña risa al final.


Cabe decir que Neko sentía mucha curiosidad sobre que era ese algo familiar que notaba en el joven pelirojo y que aun no había sido capaz de identificar con claridad, por lo que por supuesto si éste le respondía directamente estaba bien para él. Mas por otra parte, la idea de esa especie de juego que le había propuesto, o al menos él así lo había entendido, también le resultaba interesante.

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—Mm... ¿Por qué un pacto?

Ya tenía una razón en mente, pero no era más que una suposición, así que prefería preguntar. Realmente los pactos o contratos no le parecían necesarios a menos que una de las partes o ambas pudieran  resultar  perjudicadas. Al fin y al cabo, las cuentas claras conservaban la amistad.

Notar los movimientos de orejas  del nekomata,  lo distraía. Sus  pupilas acababan regresando a ellas y sentía ganas de tocarlas de nuevo. Además, a simple vista era la combinación de un atractivo humano con un gato: dos en uno. Y su sonrisa no se quedaba atrás;  le parecía que resaltaban los atributos del pelinegro además  de dejar entrever los colmillos.

Como un  flashback, cierta sonrisa en particular regresaba a su mente, pero le  molestaba.
«Tsk», se quejó en sus adentros.

«O el viento», pensó tras la suposición del chico respecto a la hoja caída. No lo había comentado en voz alta nada más porque le parecía innecesario aunque sí más probable.

—Puedes elegir que el juego comience después de mi respuesta  o desde ya: escoge.

Sin dudas no era una pregunta que le hicieran para nada a menudo, mas no tenía problema alguno en responder. No obstante, sí la encontraba ambigua.

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Tras la pregunta del joven pelirojo, "¿Por qué un pacto?",  Neko se quedó un momento pensando.


- << Nunca lo había pensado, simplemente es así >> - se cuestionaba internamente mientras por un momento levanto la mirada hacia arriba mirando las ramas del árbol que estaba sobre ellos y el cielo.


- Mmm... la verdad no conozco el motivo exacto, solo se que así es como funcionan las cosas de donde vengo - Y tras una breve pausa añadió - Hacer el pacto es como una forma de compromiso, de respeto y lealtad hacia el otro - le respondió regresando la mirada hacia los ojos de su acompañante.


Neko estaba atento en todo momento a los movimientos del pelirojo, por lo que salvo en ocasiones contadas como antes cuando había mirado hacia arriba, siempre era consciente de lo que el contrario hacia o en que dirección miraba. Notando de esta forma pues que cuando él movía sus orejas, el pelirojo las miraba, haciendo que internamente Neko sonriera. Si bien cabe decir que no era que él las moviera con esa intención, pues eran movimientos instintivos que le salían solos; aunque por supuesto, de querer, también podía moverlas a propósito.


Y así, posteriormente fue cuando el joven de cabellos rojizos dijo: - "Puedes elegir que el juego comience después de mi respuesta  o desde ya: escoge", lo que hizo que por un momento la expresión del nekomata fuera algo confusa. ¿Quería decir que le respondería y aun así habría juego? Neko no estaba muy acostumbrado a este tipo de cosas/juegos, y de hecho era por ello que despertaba su curiosidad. Así pues finalmente y tras pensarlo un poco tomó su decisión.


- El juego. Podemos empezar con el juego ya.


Cabe mencionar que puesto que Neko confiaba en que de todos modos al final lograría encontrar una respuesta a su curiosidad, pensó que de esta forma podía ser más divertido, aun si en realidad no sabía como sería ese juego. Pero fuera como fuera, no sentía ningún tipo de peligro por parte del pelirojo, por lo que se encontraba tranquilo y expectante, como así se podía apreciar al verlo.

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—Mm, ya veo. ¿Es el mismo para todos o es personalizado?

Los acuerdos o contratos de Arata podían llegar a ser más o menos personalizados, pero rara vez ocurría una modificación. No todos llegaban a aceptar aunque para el modelo eran puntos bastante básicos, pero sin dudas era beneficioso al haber evitado antes de tiempo personas «así».

Pudo interpretar que su pregunta no era muy común a raíz de los gestos del nekomata pese a no entender muy bien el porqué, ya que le parecía una duda como cualquier otra. Mas no le dio mayor importancia.

Ver el posterior rostro confuso del pelinegro, le causó algo de ternura. Tenía la sensación de que estaban bastante desconectados mentalmente.

—El camino largo, ¿mm? ¿Ya has logrado saber de alguien sin preguntarle nada?

Sin dudas aquello requería compartir bastante tiempo con la otra persona. Si el chico estaba unido a alguien, dudaba que pudiera estar alejado del o la ignota por un tiempo prolongado. Parecía un game over para él, pero dependiendo de cómo fuera  el desenlace del encuentro, podría ser «gentil».

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- En cierto modo ambas cosas. El ritual o conjuro es el mismo. Sin embargo, ciertos aspectos del mismo son personalizados. - le respondió, tratando de explicarse de forma sencilla.


Posteriormente Neko respondió a la siguiente pregunta del joven pelirojo, sintiendo que éste parecía realmente interesado en el tema.


- No tengo prisa - le respondió con una sonrisa amistosa. Y tras una breve pausa, continuó. - Y si, aunque por el momento que pueda estar seguro solo en mi mundo. Allí me es mucho más sencillo poder identificar a que raza pertenece alguien solo por el aura que los rodea pues ya estoy familiarizado. Solo en los casos de aquellos que son híbridos o mestizos me resulta algo más complicado - le respondió con tranquilidad y total sinceridad.


Si bien, Neko aun esperaba por el juego del cual el pelirojo le había hablado, pues sentía que de momento solo él estaba desvelando cosas, por así decirlo. Cabe decir que no era que esto le molestase o tuviera prisa, pero si que tenía ganas ya de que empezara, o al menos saber en que consistiría el juego. Y esta curiosidad podía notarse en los movimientos ocasiones de sus orejas y cola.

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—¿Como qué?

Preguntaba por mayor especificaciones sobre las diferencias. Por lo general, prefería descubrir bastante por sí mismo sin convertir la conversación en una especie de entrevista, pero como dudaba bastante en conocer a otros como el chico y hacer un pacto con uno alguna vez, consideraba que preguntar era la mejor opción.

—Mm, caliente —comentó tras las palabras posteriores.
Sin dudas el pelinegro había acertado con identificar al modelo como un mestizo.

—Bien, mi madre es humana y mi padre un alienígena, extraterrestre... Como sea que los conozcas —dijo como si fuera información que diera siempre, pero no aunque no era algo que realmente ocultara.

—No tienes prisa, ¿pero qué hay de tu bruja o brujo, mm? —preguntó, ladeando un poco el rostro hacia la derecha. Por ello varios mechones fueron en dicha dirección.

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- << Mmm... como explicarlo de forma corta y sencilla >> - pensó para si mismo, pues tampoco quería  aburrirlo o que le resultase confuso, al menos en la medida de lo posible. Así pues, tras unos momentos finalmente respondió - Principalmente depende de los elementos base de cada uno y la combinación entre ellos. En mi mundo, todos estamos ligados a un elemento desde que nacemos. Existen así bastantes variantes de combinaciones de magia, por lo que si te parece bien, para explicarme mejor me utilizaré a mi como ejemplo. En mi caso, mi elemento es el fuego, mientras que el de la bruja con la que hice el pacto es la tierra. Al momento de hacer el pacto estos elementos deben estar en armonía, pues nuestras magias estarán vinculadas a partir de entonces. Para que esta armonía quede reflejada, durante una parte del pacto, ambas partes mostramos una muestra de nuestro poder mágico con nuestro elemento, y cuando vemos que ambos se aceptan entre si significa que el ritual esta terminado, quedando reflejado como un sello mágico en nuestro cuerpo.


Tras esto, el nekomata espero un poco antes de seguir hablando, mirando de esta forma al pelirojo, por si éste tenia alguna duda más o si quizás él no se lo había explicado del todo bien.


Posteriormente paso a escuchar con atención las palabras del joven pelirojo. En ese momento su expresión era atenta y tranquila, hasta que escucho las palabras "alienígena, extraterrestre", momento en el que su rostro se lleno de confusión.


- << Alienígena, extraterrestre >> - repitió en su mente mientras ladeaba ligeramente la cabeza y mostraba una expresión pensativa.


¿Qué se supone era eso exactamente? Neko no lo comprendía. Y es que tal y como el entendía esas palabras, a menos que la magia de traducción que utilizaba para poder comprender el lenguaje de este mundo le estuviera funcionando mal, ¿acaso esas palabras no era como decir que era de otro mundo? Pero si esto era sí, ¿por qué el joven de cabellos rojizos no lo decía de esa manera? Así pues decidió preguntarle.


- Cuando dices alienígena y extraterrestre... ¿te refieres a que es de otro mundo diferente a este? Si es así, ¿es posible que tu padre sea de mi mundo? - le preguntó con notoria curiosidad.


Después de todo, si este era el caso, que su padre fuera de su mundo, eso podía explicar el porqué Neko sentía esa esencia familiar en el joven pelirojo.


Y así, tras unos momentos, respondió a la pregunta que su acompañante le había hecho.


- Ella se encuentra en nuestro mundo - dijo con una expresión cálida al recordarla, aunque al mismo tiempo pudiendo notarse quizás también algo de tristeza. Para momentos después proseguir hablando - Podemos estar separados sin ningún tipo de problema, nuestro vínculo no se romperá o se verá afectado por ello. Aunque tampoco planeo quedarme demasiado tiempo.


Llegamos a este momento, y puesto que el joven pelirojo ya le había respondido lo que era, aunque él no llegara a entenderlo del todo, Neko comenzaba a pensar que quizás el juego consistía solo en las preguntas y respuestas que se estaban haciendo. Aunque esto para él era más como una conversación normal más que un juego, por lo que aun estaba algo expectante.

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—¿Oh? Quiero ver —preguntó refiriéndose al sello mágico.

Había oído con atención durante toda la explicación, una que fue bastante clara para el modelo y que le pareció suficiente por esta tarde. Claro que había diversos temas en los que le gustaría indagar, mas no se encontraba en las condiciones óptimas de continuar recibiendo y procesando más información de ese tipo.

La posterior expresión del chico le hizo gracia aunque no se evidenció en los gestos de Arata. No se burlaba internamente de él, solo no podía evitar visualizar números y fórmulas viajar desde la mente del nekomata. Además, le había brindado algo de ternura al mismo tiempo.

—Frío —respondió brevemente.

No elaboraría más sobre el detalle de su padre, ya que al haberse alejado de la realidad de Arata, había perdido el chance de descubrir más: así era el «juego», o al menos parte de él. No obstante, sí podría hablar más sobre el planeta en el que estaban, ya que se trataba de información general, no de su vida privada.

—No solo hay mundos físicos como este planeta y otros. ¿El tuyo es uno físico?

Consideraba que era importante hacer dicha distinción. Al tratarse su compañía de un yōkai, deducía que su mundo pertenecía a un plano diferente, mas no a un planeta propiamente tal, pero prefirió preguntar.

—Mm... ¿está enferma?

Pactos, brujas, brujos, magia, poderes... Esto junto a la expresión del chico y su viaje por un mundo diferente, había causado que tuviera dicha hipótesis.

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Ante las palabras del joven pelirojo, - "¿Oh? Quiero ver", Neko entendió enseguida a lo que se refería, si bien no pudo evitar hacer un leve movimiento de orejas al tiempo que internamente sonreía y pensaba:


- << Si que es curioso >>


Más realmente el hecho de que alguien viera su sello mágico no era algo que le molestase, tan solo ocurría que por la zona en la que estaba no podía verse a simple vista pues la ropa lo tapaba. Así pues apartó un poco su chaqueta hacia los lados, adoptando una postura con la espalda algo más recta, para posteriormente levantar su camiseta mostrando de esta forma su cuerpo, más concretamente la zona de su abdomen.


- Es este - dijo al tiempo que con una expresión tranquila miraba a los ojos a su acompañante. Y es que tenía cierta curiosidad por cual sería su reacción, o por si le preguntaría que significaban los símbolos que en él podían verse.


Cabe decir que el cuerpo del nekomata se veía en forma. Y si bien no tenía los músculos muy marcados, tampoco le sobraba grasa.


Por otra parte, el sello mágico en si estaba situado encima de su ombligo, teniendo la forma de un doble circulo, de un tamaño no demasiado grande, dentro del cual podían verse varios símbolos, que para los que supieran su significado simbolizaban los elementos fuego y tierra.


Así, estuvo unos momentos con la camiseta levantada, hasta que sintió que era tiempo bastante para que el contrario hubiera visto el sello. Pasando de esta forma a bajársela posteriormente, retomando así la postura que tenía con anterioridad.


Tras esto, las siguientes palabras del joven de cabellos rojizos le hicieron pensar.


- << Frío >> - repitió en su mente - << Antes dijo caliente >>


Neko empezaba a comprender en que consistía pues el juego, o al menos así le parecía entender. Si él lograba acercarse a algo que fuera cierto, su acompañante le daría más detalles; pero si por el contrario no era ese el caso, no lo haría.


- << Interesante >> - pensó a continuación tras llegar a esa conclusión.


Y así, tras una breve pausa, y escuchar con atención las siguientes palabras que el joven pelirojo dijo, le respondió.


- Mmm... a decir verdad no estoy seguro - dijo tras pensar un poco en sus palabras. Y es que era algo en lo que no había pensado antes - Pero si puedo decir que está dividido en lo que conocemos como primer y segundo plano - Tras esto el nekomata hizo una breve pausa antes de continuar hablando, pues tenía la sensación de que dicho así resultaría confuso - Mmm... el primer plano es donde vivo actualmente, se podría decir que donde viven las personas. Mientras que el segundo plano es donde vivía una vez me convertí en nekomata, antes de hacer el pacto. Es un lugar más espiritual al que solo se tiene acceso si eres de allí o a través del uso de la magia.


Posteriormente, nuevamente, Neko se quedo esperando unos momentos por si acaso su acompañante tenía más dudas. Al tiempo que al hablar con él, se estaba dando cuenta de que había muchas cosas sobre las cuales nunca había pensado, pero que ahora entendía que para un extraño a su mundo eran preguntas normales.


De esta forma, luego pasó a responder a la pregunta del joven pelirojo.


- Enferma no, maldita - dijo directamente y con un tono algo más serio. Si bien no era que estuviera enfadado o molesto de manera alguna por responder, sino que era un tema serio e importante para él
- Es por eso que he venido hasta este lugar, para tratar de encontrar una forma de romper la maldición que sufre. Tu, ¿sabes por casualidad algo sobre maldiciones? - le preguntó esperando por su respuesta con interés.


Cabe decir que Neko no creía que el joven pelirojo fuera a poder serle de ayuda en ese sentido, más no perdía nada por preguntarle.

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Las pupilas del modelo se clavaron en el abdomen del nekomata en cuanto dedujo que comenzaría a levantarse la playera. Y desde la orilla de la prenda, sus iris empezaron a ascender a la par que lo hacía la tela, la cual iba descubriendo la piel del chico. Cabe mencionar que al comienzo no prestó atención al símbolo, sino que primero a... otros detalles del abdomen.

—Quiero tocar —dijo tras finalmente haber visto a detalle el símbolo.

En cuanto la piel del joven pelinegro fue cubierta nuevamente por la tela, Arata regresó la mirada hacia el rostro del ojiazul. Sus nuevas palabras le sonaban familiar.

—El lugar más espiritual... —repitió en voz baja, desviando la mirada un momento hacia un incógnito lugar—. «El plano astral», ¿te suena?

Regresó la mirada al nekomata al hacer su pregunta. Al notar el cambio en el semblante del susodicho, miró sus orejas un momento.

—Mm, es tu día de buena suerte, señor gato —introdujo, pensando en cierta amable señora—. Conozco a alguien que podría ayudarlos. Dime sus síntomas.

Se removió dentro de la manta para tomar el celular. En este, abrió el bloc de notas para comenzar a escribir lo que sea que le dijera el yōkai. Al hacer dicho movimiento, ahora se podía alcanzar a notar que llevaba una sudadera negra con capucha, pues se había descubierto un poco. Sin embargo, los brazos continuaban dentro de la cálida manta.

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Neko era consciente de como el joven pelirojo lo miraba, y quizas por ello en el momento que le dijo que quería tocarlo no se sorprendió.


- Mmm... de acuerdo. No me molesta - le respondió con un tono amigable.


Después de todo no era como si su acompañante pudiera modificar o afectar de forma alguna al sello, pues la magia utilizada para realizar el pacto solo podía alterarse por los implicados en él o si alguno de ellos fallecía. Así pues desde su punto de vista seguramente solo sentiría algo de cosquillas según como fuera tocado.


Posteriormente Neko escucho con atención e interés las siguientes palabras del joven pelirojo, pareciendole así que éste estuviera pensando haciendo memoria.


- Si, aunque nunca he estado en él. Se que desde mi mundo también se puede acceder, pero no muchas personas dominan ese tipo de magia, al menos no que yo conozca - le respondió.


Tras esto, siguió escuchando con interés la respuesta del joven pelirojo a su pregunta, no pudiendo sino sorprenderse e incluso ilusionarse un poco ante sus palabras, algo que se notó en su rostro y en los movimientos de sus orejas y cola.


- ¡¿De verdad?! - dijo sin siquiera prestar demasiado atención a que se había referido a él como "señor gato", algo que en otro momento seguramente le habría hecho cierta gracia - Por supuesto, gracias - añadió en un tono en el que se notaba su agradecimiento y sinceridad, aun si por el momento solo era una posibilidad y no un hecho asegurado que pudieran ayudarlos. Y así, comenzó a explicarle en que consistía la maldición. - En pocas palabras, es un fantasma con vida. Es decir, la maldición consiste en convertir a una persona viva en un fantasma pero sin matarla. No puede tocar nada, o ser tocada. Su aspecto es similar al de un fantasma, o al menos al de los fantasmas que viven en mi mundo. Por ese motivo nadie puede verla, salvo aquellos que como yo somos originarios del segundo plano. Bueno, hay una forma de verla, pero es mediante un conjuro y solo de manera temporal y con ciertas condiciones. Pero volviendo a la maldición en si, debido a la fuerza que ésta tiene no puede verse afectada por ninguna otra. Al menos no otra que exista en mi mundo. Se puede decir que lo único bueno de su estado es que no puede empeorar o morir.


Para cuando terminó de hablar Neko continuaba mirando al joven pelirojo esperando por si necesita saber algún dato más. Por otra parte, mientras había estado hablando, el nekomata miraba en todo momento a su acompañante, pudiendo notar así algo de la ropa que estaba usando, y viendo también como éste parecía apuntar cosas en el mismo aparato que anteriormente había utilizado para mostrarle la temperatura que había, pensando así entonces que realmente parecía ser un objeto muy útil.

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—Acércate —dijo, moviendo el índice hacia adelante y atrás, invitándolo a aproximarse más.

Le había llamado la atención que el nekomata no se volviera a levantar la prenda, mas no le importaba para nada hacerlo él mismo.

La posterior respuesta del chico hizo que descartara el plano astral como opción de mundo del susodicho. Aquel lugar había sido el primero en cruzar su mente dado lo descrito antes por su compañía. Mas no sintió por el momento mayor curiosidad al respecto, por lo que no agregó nada más por ahora.

La repentina sorpresa ajena causó que Arata diera un pequeño brinco y que se le resbalara el móvil, mas no se cayó, solo lo afirmó súbitamente. Todo esto aún envuelto en la manta.

Posteriormente, se dedicó a oír y escribir en el bloc del celular cómo se manifestaba la maldición. Esta sin dudas no era para nada como la estaba imaginando.

—... Vaya maldición —murmuró mientras terminaba de escribir las últimas palabras y observaba la pantalla.

—Te avisaré cuando tenga la receta... ¿Qué usas para comunicarte? —preguntó mirando al nekomata.

Se refería a una forma de ponerse en contacto con él. El chico zorro que conoció una vez, se comunicaba por cartas, ergo no daba por hecho que la tecnología y las redes sociales fueran lo usado en el mundo del pelinegro.

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- Claro - le respondió al tiempo que sonreía de manera amigable.


Y de esta forma, Neko se acercó al joven pelirojo, sentándose cerca de él, en una posición que le parecía cómoda para ambos, teniendo también en cuenta que su acompañante aun estaba medio tapado por la manta, dejando así que fuera éste el que se moviera a su gusto. Así pues, si así se lo indicaba el contrario, sería él quien se volvería a levantar la camiseta, más si era éste el que prefería hacerlo no le molestaba.


Posteriormente Neko pudo oír las palabras - "Vaya maldición", pese a que el joven de cabellos rojizos las dijo en un tono bajo, más el nekomata tenía una buena audición, además del hecho de que estaban cerca el uno del otro. Dichas palabras hicieron que asintiera con la cabeza, al tiempo que de alguna forma se sintió comprendido por el contrario.


- Gracias. Y pues... mmm... papel?... magia? - le respondió un poco dudoso. Y es que en su mundo había varias formas de comunicarse, pero no estaba seguro de que coincidieran con las de éste - Normalmente utilizo lo que se conoce como cartas mágicas, pero no se si eso se usa aquí - añadió. Y tras una breve pausa continuó hablando - Quizás... - comenzó a decir al tiempo que hizo un gesto con su mano haciendo que un pequeño circulo mágico de tono azulado apareciera sobre ella y encima de éste apareciera a su vez una especie de pequeño papel - ... podemos utilizar esto. Es un talismán de invocación. Si no te importa sujetarlo por un momento, lo activare para que solo tu puedas usarlo. Su funcionamiento es sencillo, solo tienes que decir mi nombre mientras lo sostienes con los manos y apareceré allí donde estés - le explico mientras lo miraba a los ojos, esperando que no le resultara demasiado extraño.


Cabe decir que Neko no le daba este tipo de objetos a cualquiera, pero dadas las circunstancias y que se sentía tranquilo y cómodo con respecto el joven pelirojo y lo que éste le transmitía, pensó que sería la forma más rápida de poder ponerse en contacto.


- Oh, lo olvidaba, mi nombre es Neko - añadió con una sonrisa en su rostro.


Por su parte, el nekomata no le preguntó como se llamaba al joven pelirojo dado que en su mundo el nombre de alguien era algo importante, pues podía ser utilizado como en este caso a la hora de usar magia. Y era por ello que normalmente se esperaba a que la otra persona sintiera la confianza de querer decírtelo en lugar de preguntarlo.

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Primero esperó a que el pelinegro se acomodara. Estaban bien comunicándose frente a frente, pero era necesario tener al chico algo más cerca si quería tocarlo.

Aun cuando se quedó quieto, no procedió a moverse por su parte. Había pensado que lo más probable era que el chico se levantara de nueva cuenta la prenda, pero ya que no lo hizo y tenía prácticamente su permiso para tocarlo, se descubrió un poco, abandonando la manta el brazo diestro. Luego observó al pelinegro y finalmente la orilla de la prenda, lugar al que acercó la mano para levantar un poco la tela, lo suficiente para adentrar la mano.

La diferencia de temperatura era palpable; la piel del chico se encontraba cálida, mientras que la mano de Arata algo más fría pese a haber estado bajo la manta.

Prosiguió, entonces, a dejar la mirada puesta en su compañía mientras comenzaba a mover la mano con lentitud por el abdomen cual suave caricia brindada con las yemas. Tal como lo sospechaba, no había una diferencia de texturas, ya que al igual que un tatuaje, los símbolos no se sentían en la piel. Lo que sí percibió, fueron los músculos ajenos aunque no de una forma exagerada, pero los aprobaba.

Tras recorrer el área donde recordaba haber visto los símbolos, descendió las yemas hasta el borde del pantalón y apartó la mano, dejándolo libre.

Que luego el chico mostrara duda sobre algún medio de comunicación, conllevó a que Arata alzara un poco la ceja mientras volvía a estar por completo envuelto en la manta. Mas antes de quedarse quieto, se removió para guardar el celular en el bolsillo de los pantalones negros que llevaba.

Por otro lado, no interrumpió al chico y le dio el tiempo de ordenar su mente mientras aprovechaba de verle de vez en cuando la bífida cola y las orejas. No obstante, su contemplación fue irrumpida por el movimiento de mano ajeno, ya que capturó su atención la materialización que hizo. Le había parecido hermoso el color azulado.

Sin decir nada aún, con la diestra se arriesgó a tomar el papel para que el chico lo activara.

—Tsk, no dejas que tenga las manos dentro —musitó a modo de queja, mas no estaba enojado.

—Arata —se presentó por su parte—. ¿Hay una cantidad limitada de usos? —preguntó, agitando suavemente el papel.

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A falta de notar alguna señal por parte del pelirojo para que se levantara la camiseta, Neko le dejo hacer, sintiendo se este modo cada roce que el contrario le hacia al tiempo que lo miraba.


De esta forma pudo darse cuenta de como al contrario que su natural temperatura cálida, la mano del joven pelirojo estaba algo más fría. Si bien era un contraste que no le disgustaba, pues así se podía decir que podía notarlo más. Así pues, este tacto, al menos para él, era suave y le resultaba agradable, así como ya lo había sentido cuando previamente el joven pelirojo había tocado sus orejas. Si bien en esta ocasión lo sentía en cierto modo también algo diferente, casi como si el joven pelirojo lo estuviera analizando con su mano, algo que hizo que moviera ligeramente las orejas, pero no como algo malo o desagradable, solo ligeramente sorprendido.


Cabe decir que la piel del nekomata era suave, quizás no tanto como el tacto de sus orejas o cola, o de su pelaje cuando estaba en su forma original, pero si igualmente suave. Por otra parte, si el contrario se fijaba no solo en su tacto sino también en su olor debido a la cercanía que ahora tenían, quizás podría percibir un muy ligero y delicado aroma floral, fruto del hecho de que Neko tenía por costumbre darse baños de agua con pétalos de flores en ella. Un habito adquirido debido a su curiosidad y ser originalmente algo que la bruja con la cual había hecho el pacto hacía.


Así pues, cuando el joven pelirojo terminó de tocarlo, volvió a taparse con su manta. Si bien en no mucho tiempo tuvo que volver a sacar su mano de ella, en el momento en el que Neko le mostró el talismán, cuando aceptó que el nekomata lo activara. De esta forma, el pelinegro tras escuchar su comentario y reír ligeramente por un momento, puso su mano a escasos centímetros sobre el papel, haciendo que una serie de símbolos mágicos aparecieran en él, si bien, una vez hubo terminado todos ellos desaparecieron quedando tan solo un circulo negro dibujado en el medio.
 

- Listo - le dijo en señal de que había terminado al tiempo que le sonreía.


Tras esto, escuchó como el pelirojo se presentaba.


- Encantado - le respondió al tiempo que inclinó ligeramente la cabeza en señal de respeto, como una forma de decirle que agradecía que le dijera su nombre - Y si, es de un solo uso. Una vez que lo utilices el talismán desapareceré consumido por el fuego. Pero es un fuego inofensivo para todo lo demás, ni siquiera sentirás casi el calor, simplemente verás como desaparece - Y tras una breve pausa añadió - Este tipo de magia es algo especial, por lo que para evitar un abuso excesivo de ella el talismán esta creado de esa forma. Si bien, llegado el momento puedo darte otro si sigues necesitando ponerte en contacto conmigo.

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Tras notar el movimiento de orejas, se preguntó cómo las movería estando en... cierto contexto en particular.

—Surreal —comentó en voz baja, más para sí.

Le parecía curioso estar frente a un chico que pertenecía a su animal favorito. La vida le había dado innumerables sorpresas a lo largo de su vida y esta vez parecía una de ellas: por amar a los gatos, era como si hubiese puesto a uno frente a él y además mezclado con rasgos humanos. Por gustarle demasiado algo en particular, acababa llegando a su vida de formas bastante... novedosas.

Por otro lado, le gustaba conocer personas atractivas, que olieran bien, que el tacto fuera agradable, entre otros, y el chico se encontraba sumando estos puntos. Además, el aroma floral en uno era inusual.

—Mm... más 10 —dijo cual pensamiento en voz alta.

Así estuvo un tiempo ensimismado mientras contemplaba a Neko y  su magia visible. Su sonrisa le parecía agraciada al igual que la manifestación de su poder, mas no estaba satisfecho. Arata pensaba que el encanto más interesante y profundo de una persona se encontraba en sus contrastes.

Sus pupilas acabaron en los labios del chico, pues había vuelto a sonreír. Mas su mirada en ellos fue breve, ya que al tener interiorizado aún ciertos aspectos de su cultura, de manera casi automática inclinó la cabeza en respuesta al movimiento de Neko.

—No creo que te necesite, pero aceptaré otro.

Si Arata se encontraba con alguien, no era por necesidad aunque a simple vista pudiera parecer así cuando se trataba de Kalam.

Posteriormente, procedió a doblar en dos el talismán y lo guardó dentro de la funda del celular.

—¿Seguirás necesitando mis manos, Neko?