El desafío de despertar el silencio


Oz & Kuon ❙ Abierto ❙ En curso


Mientras el joven pelinegro continuaba mirándolo, por su parte Kuon también continuaba comiendo su desayuno, alternando el comer pequeños pedazos de la tarta con beber varios sorbos de su batido. En el proceso, era consciente en todo momento de como estaba siendo observado, sin embargo no dejaba que esto le afectase. Después de todo se podría decir que si bien quizás no tanto en el presente, si por su pasado había aprendido a acostumbrarse a cierto tipo de miradas en determinadas situaciones. Y como resultado de ello, no le molesta. También, e incluso aunque su compañero de mesa bien podría decirse que tenía un aspecto algo intimidante a simple vista, puesto que a Kuon no le gustaba juzgar a las personas por su apariencia, esto era algo que tampoco le incomoda. En su lugar, la actitud del joven pelinegro tan solo quizás hacía que estuviera un poco más serio que habitualmente.


Por otra parte, Kuon también se da cuenta de que el joven pelinegro aun no ha probado bocado, sino que tan solo bebe algunos sorbos de su bebida de vez en cuando. Por su mente pasa el pensamiento de que quizás su acompañante está esperando a que él termine de comer y se marche para una vez ya esté solo poder disfrutar más tranquilamente su comida. Aunque aún con este pensamiento, Kuon no aumenta la velocidad a la que está comiendo, ya que después de todo, y aunque quizás el ambiente no sea el más ideal, quiere poder disfrutar su desayuno en la medida de lo posible.


Y así, mientras continua comiendo tranquilamente, es cuando el joven pelinegro decide hablarle, haciendo que inevitablemente Kuon se sorprenda, pues no se lo esperaba. De esta forma, se detiene de comer para poder responderle.


- Comunicaciones - repitió en voz baja más bien para si mismo al tiempo que parecía estar pensando y/o recordando por un momento -  Mi IA me avisó de que la residencia contaba con algo así, pero no es algo que suela utilizar. Prefiero poder hablar con las personas directamente - dijo en su habitual tono amable y con igualmente su habitual expresión amistosa, si bien ésta era ligeramente más seria que otra veces a consecuencia de digamos adaptarse a la atmósfera que el joven pelinegro le transmitía - Sobre quien soy, me llamo Kuon. Llevo ya algún tiempo viviendo aquí. ¿Puedo preguntaros vuestro nombre también? - añadió tras una breve pausa, en un intento de quizás poder comenzar así una conversación.

꧁L a   i n t e n c i ó n   e s   l a   q u e   c u e n t a꧂

Arata & Sirena ❙ Abierto ❙ En curso

—¿Oh? —hizo una pausa en la cual dirigió la mano hacia la libreta: la tocó dos veces con el índice—. No está aquí el lugar de la sesión de fotos, el tipo de vestuario, los rasgos de la persona que se busca ni demás especificaciones.

Que alguien tuviera o no «madera de modelo» no era lo que Arata buscaba ni importaba. Ya tenía la imagen mental de las fotos y a la chica en ellas. Los que estas transmitieran era lo fundamental.

Apartando aquellos detalles, ahora tenía una nueva actualización: había sido compañera de cuarto de Sirena. No iba a hacer la misma pregunta dos veces; se podía inferir que no tenía contacto de la joven de cabellos lila.

Finalmente, acabó encogiéndose de hombros. Después de todo, había millones de chicas en el mundo; por lo menos lo intentó con ella.

—Asumo que no está en la residencia —dijo mientras dirigía los ojos y la mano a Bruma para acariciarle la mejilla un par de veces.

—No, prefiero una completa —respondió en cuanto la estudiante le extendió la mitad de la galleta.

Acabó dándole un último sorbo al café, el único que quedaba, y le dio otro aperitivo a Bruma antes de marcharse del lugar. Por supuesto, esperaría a que la minina se lo comiera.

El desafío de despertar el silencio

Oz & Kuon | Abierto | En curso

«A mí también me sorprende que sea capaz de hablar, chaval», expresa ante la sorpresa de Kuon.
«No, me sorprende que un .... ..... ...... elfo logre pensar», ríe.

«Gustosamente reitero que tu vida depende de este .... ..... ...... elfo. Eso sí es sorprendente», piensa tomando otro sorbo.

El discurso largo y tendido empieza a explayarse por parte de ese demonio, reprochándole un sin fin de cosas.
Al mismo tiempo, intenta atender a las palabras que Kuon expresa amablemente.
Coinciden parcialmente, pues al pelinegro le resulta contraproducente si por ejemplo solo es posible ver al otro individuo tras periodos de tiempo muy largos.

«Tienes todo el maldito día para despotricar, déjalo para más tarde», con intención de interrumpir.

«¡Ja! Ahora no me pidas nada de este conejo, no pienso ayudarte si no es para ... .... ..... ...», desde la "bendición" de Dai que está poco participativo.

Suspira. No desea invertir tanto tiempo pero, dentro de lo que cabe, lo va a intentar aprovechar.

— Oz, responde tras unos segundos en absoluto silencio, tan escueto como de costumbre.
Sin embargo, no desea profundizar mucho en las presentaciones y ofrece otro tema de conversación.

— He coincidido con otro residente que porta prácticamente el mismo cabello. ¿Se trata de una moda pasajera?, cuestiona de la forma más simple.

«¿El objetivo es este conejo o el chico azúcar?», no se queja, pero.

«Nadie», especialmente este par no le suscita ni una pizca de interés, por el momento.

En cierto modo, solo tantea saber qué clase de residentes se atreve a acoger esta residencia.

El desafío de despertar el silencio


Oz & Kuon ❙ Abierto ❙ En curso


Tras escuchar su nombre Kuon afirmó con la cabeza en señal de estar escuchándolo con atención, al tiempo que no pudo evitar pensar que quizás el joven pelinegro fuera del tipo de persona a la que no se le daba demasiado bien socializar. Por ello, se podía decir que se alegraba de que hubiera querido empezar una conversación con él, algo que se reflejaba en la expresión de su rostro que volvía a ser más como de costumbre perdiendo así ese pequeño toque más serio que tenía recientemente. Y de esta forma, Kuon continúo escuchándolo.


- "Prácticamente el mismo cabello"... - se queda pensando un instante al oír las palabras de Oz - Oh! Jay - dice con una expresión alegre - Quiero decir, creo que conozco a la persona a la que os referís - añadió ya en un tono más tranquilo tras darse cuenta de que quizás lo había dicho de una manera muy efusiva, aunque manteniendo aún la sonrisa en el rostro - Con respecto a si es una moda, no sabría decirlo. No suelo estar tan al día de lo que se lleva. En mi caso, el color es así de nacimiento y el corte simplemente me siento cómodo con él - dijo con total sinceridad y un pequeño toque casi como de nostalgia al mencionar la palabra nacimiento.


Tras esto, bebió un trago más de su batido, esperando mientras así a saber cual sería la respuesta de Oz.

El desafío de despertar el silencio

Oz & Kuon | Abierto | En curso

«¿¿¿¿¿¿¿¿"Jay"????????», cuestiona no tan alegre.

«Simple y práctico», desde su punto de vista.

«... ... ... ... ...», parece que tenía otras expectativas de su elfo perfecto.

El ojiverde no está de acuerdo en emplear el término "persona" si están hablando del mismo individuo,
pero no es una opinión que vaya a compartir al ser sus propias costumbres.
Del lugar donde proviene emplean términos para diferenciar a los portadores de magia, por tanto,
no es extraño que Oz se refiera a alguien como "faerie", "ser" e incluso "individuo".
A pesar de este detalle, considera a Dai humano.

— No sois completamente humano, pues, concluye abiertamente ante el detalle "de nacimiento".

Considera que un humano promedio no es poseedor de tal color a no ser que tenga algo en especial.

«Hipótesis: tampoco lo sabes», piensa por un instante antes de escuchar cualquier comentario, debido a recordar la conversación con Sumire.
Su personalidad le recuerda a ella, a pesar de tener sus diferencias.

D e s p a c h o   d e l    e j e c u t i v o

Residente:
Aki

Fotografía:


Ocupación:
Ejecutivo de IRO.

Cuarto:
?

¿Desea compartir cuarto?:
No comparte.

ID:


Acontecimientos:
Habilidad de combate ✦ ¿Un espía? ✦ La nueva encuesta... ✦  Dekiru ✦ Ouyang   

Reclamos:
Un... ¡Dos reclamos! ✦ Animales de la granja: actualización

Correspondencia:
Carta para Dai ✦ Despedida de Sumire ✦

Rol:

El desafío de despertar el silencio


Oz & Kuon ❙ Abierto ❙ En curso


El comentario de Oz hizo que Kuon dejase de nuevo su vaso en la mesa, y casi de forma inconsciente desviase momentáneamente la mirada hacia el suelo, con una expresión ligeramente triste. Y es que el hecho de si era o no completamente humano era un tema un poco sensible para él, pues le traía recuerdos no muy buenos de cuando era niño. Si bien lamentablemente no era algo que pudiera llegar a saber.

Su madre, su madre biológica, había muerto cuando él era un bebe, y nunca había sabido nada sobre quien o como era su padre biológico. Por otra parte, debido a su peculiar color de cabello y de ojos, y a la forma en la que había muerto su madre, en un incendio accidental producido en su casa, en el cual él también había estado, pero que había sobrevivido sin ningún rasguño, las gentes del lugar donde vivía faltas de información y supersticiosas comenzaron a acusarlo de ser hijo de un oni. Si bien la realidad no tenía nada que ver con esto, si era cierto que Kuon estaba bajo la influencia, o mejor dicho, la protección de cierto ser, más concretamente un baku. Su madre, temerosa de que a su aun no nacido pequeño le ocurriera algo malo, tenia pesadillas cada noche mientras aun estaba embarazada de él, haciendo así que un baku que vivía en las cercanías se acostumbrase a comerse sus malos sueños. Más pese a ello, durante semanas su madre día tras día seguía teniendo miedo, por lo que en un acto de querer ayudarla, una noche, poco antes de que Kuon naciera, el baku se había presentado ante ella y le había dicho que no debía preocuparse pues su hijo estaría protegido desde su nacimiento, consiguiendo así que finalmente la mujer se quedase tranquila al tomar esta visita como un buen presagio. Y así fue como realmente el baku dio su protección a Kuon mediante una bendición que hizo que éste naciera con el color de cabello y ojos rosados como era el color de su pelaje, en señal de que mientras este color permaneciera en él, nada malo de gravedad le ocurriría nunca a lo largo de su vida.

Si bien Kuon no era en absoluto conocedor de este hecho.


- N-no sabría decirlo en realidad - le respondió finalmente algo dudoso tras unos momentos de silencio.


En su pasado Kuon había sido rechazado numerosas veces debido a este tipo de afirmación, pero al no tener en realidad una forma de confirmar o desmentir nada, no sabía tampoco como exactamente debía responder. Solo sabía que él nunca había tenido la intención de lastimar a nadie, y que la suerte había querido darle unos padres adoptivos que lo querían como a un tesoro preciado y que así se lo habían demostrado siempre. Además de esto, y como dato curioso, si bien por supuesto él no sospechaba para nada de donde podía provenir, Kuon tenía la habilidad de lograr que cualquier persona que durmiera en la misma habitación cerca de él nunca tuviera una pesadilla.

꧁L a   i n t e n c i ó n   e s   l a   q u e   c u e n t a꧂

Arata & Sirena ❙ Abierto ❙ En curso

Que la galleta fuera crujiente la hacía lucir apetitosa. ¿Cuánto tiempo había transcurrido desde la última vez que comió una de esas famosas galletas de la fortuna? A su mente venía una tienda pequeña que había cerrado.

Desde su posición hizo el intento de leer la dizque fortuna que le había tocado a la joven, mas sus pupilas no tardaron demasiado en desviarse hacia el post-it que se le fue extendido.

«¿Mm?, ¿un regalo?» pensó al ver aquel papelito, el cual tardó unos segundos en tomar.

Lo que vio le recordó de inmediato a las uñas de la joven, cuyo nombre también tenía relación con el mar. Justamente el pelirrojo no creía en coincidencias y si bien no tenía nada fuera de lo normal que alguien gustara bastante de algo, sentía que no era tan simple todo. Un aspecto bastante relevante que había heredado de sus padres era la estrecha cercanía con su intuición y cierta sensibilidad con el entorno.

—Mm, si no lo hago yo, lo hará alguien más —respondió, observando un poco más el pequeño papel antes de observar los ojos claros de la residente.

Desde el inicio su voz se oía tranquila. Escasa variación de tonos había en ella.

—Parece agradarte el mar —comentó de pronto y dedicándole su mirada un tanto más a la menor antes de extraer el móvil para tomarle una foto al post-it.

Posteriormente, guardó el papel en interior de la funda del móvil y dejó este sobre la mesa para comenzar a juntar lo desechable.

El desafío de despertar el silencio

Oz & Kuon | Abierto | Finalizado

«Eso es, debajo de tanto ..... ..... .... estás roto, conejo», ríe maquiavélicamente al presenciar ese cambio de expresión.

«El sufrimiento no conoce fronteras», no pretende empatizar, simplemente lo sabe.

Tras recibir respuesta, posa el recipiente sobre la mesa. El sonido hueco indica que ha terminado con su bebida.

«Suficiente por hoy», piensa mirando de reojo la ubicación de sus cosas sobre la mesa.
En parte no le apetece tirar de esa tristeza, aunque le tienta.

«¿¿¿Qué ..... .... ....??? ¡..... ..... ....!», menciona irritado.
Eso le causa un poco de dolor de cabeza a su portador, cuyo sufrimiento le hace fruncir un poco el ceño.

— La Luna pasa por diferentes fases, pero sin importar en qué fase se encuentre, sigue siendo la Luna,
explaya mientras recoge sus pertenencias y las va acomodando entre los bolsillos.

De manera indirecta, expresa que un tema que cause tristeza puede dejar marcas, pero no define la identidad de uno mismo.
Entonces, ante alguien que apenas conoce, un contundente "no lo sé" es la respuesta más honesta que debería tomar.
Dejarse arrastrar por la incertidumbre no es una opción.

Inmediatamente, el pelinegro se levanta con los bocadillos bajo su hombro y el recipiente vacío entre sus manos.

— Tenedlo presente la próxima vez, expresa para zanjar esta breve conversación.

No busca recibir palabras de agradecimiento, ni espera ninguna respuesta.
Tampoco tiene intención de prolongar una conversación que parece no llevar a ningún lado,
se conforma con haber obtenido nueva información sobre otros residentes.

Sin más dilación, se retira teniendo presente las molestias que le provoca Aiur, y rondando por su mente que tiene algo más importante que debe atender.
De igual forma que la luna cuando desaparece de vista, dejando en su estela la certeza de que volverán a encontrarse en otro momento.

꧁L a   i n t e n c i ó n   e s   l a   q u e   c u e n t a꧂

Arata & Sirena ❙ Abierto ❙ En curso

Estaba de acuerdo con la chica. Lo desconocido era atrayente y no tenía dudas de que de doble filo también. Por su parte, sentía que el mar tenía vida en un sentido más allá de poseer criaturas en él.

—Si se trata de una invitación a bucear, tal vez acepte —dijo mientras rebuscaba en el interior de la mochila la botella con agua de Bruma, de la cual posteriormente le dio de beber. Tenía un pequeño recipiente unido a ella.

—Me gusta más desde que aprendí a nadar.

Se podría inferir que no lo había pasado demasiado bien antes de. Por lo menos había tenido un final feliz al encontrarse en estos momentos hablando con Sirena, mas no dejaba de ser tanto irónico.

«Lo que te lastima, puede salvarte a veces... Curioso».

Una vez la felina dejó de beber agua, el modelo deslizó con delicadeza parte del dedo índice por la el hocico. Era innecesario, pero le gustaba quitarle las gotitas que le quedaban. Luego guardó sus cosas y se puso de pies.

—Bien, chica informante. Es probable que nos vayamos a encontrar —dijo tras haberse levantado y dejado a la minina en el suelo—. Ella es Bruma, por cierto.

２. I n i c i o : Primer día en IRO.

Relato:

a. A. AH.

Le habían dado compañero. ¡Tremendo! Que cosa más impresionante, eso había sido rápido. Y ahí residía el problema: le estaba dando un ataque de pánico. Nerviosa, Sorush caminó de un lado a otro, incapaz de poder llegar a su habitación.

«Lo peor que puede pasar es que muera», recordó. Stelle estuvo de acuerdo.
"Será mejor que vayas, pequenina. A mal paso darle prisa."

Cierto.

Aspiró aire y entonces... entonces... se desinfló. Ya estaba arrepintiéndose de haber pedido un compañero de habitación. Hubiera dicho que no quería compartir habitación. Era solo que la idea de una nueva experiencia se le había antojado interesante, y ahora tenía que cargar con las consecuencias.

Suspiró.

«Solo será la primera vez.»

Sí, solo sería incómodo la primera vez que hablara con la chica. Eventualmente se acostumbraría. Además, ¿qué tanto se intimidaba? Era una maldita princesa, por el amor de las diosas. Bastarda y todo, tenía que ser fuerte y enfrentar la situación con dignidad. ¿Qué diría su padre si le viera? ¡Su madre la golpearía sin duda! Probablemente la mataría, literalmente, o le arrancaría... bueno, tortura, por ser tan débil.

Suspiró, miró su teléfono al cual apenas se estaba acostumbrando y comenzó a arrastrar los pies hacia la habitación.

«Tú puedes, tú puedes, tú puedes», se animó a sí misma.
"Tú puedes", dijo Stelle en su cabeza.

Sorush asintió, avanzando a pasos largos. Quien diría que se la pasó cuatro horas perdida en el edificio evitando lo inevitable: conocer gente nueva.

El desafío de despertar el silencio


Oz & Kuon ❙ Abierto ❙ Finalizado


Las palabras de Oz dejaron a Kuon algo confuso. Unido al hecho de que tras ellas procediera a despedirse, hizo que varios pensamientos pasaran por su mente. Por una parte pensaba que quizás lo había hecho sentir incomodo, después de todo, era consciente de que su expresión había cambiado, y el joven pelinegro era un desconocido por lo que quizás le había parecido rara su reacción y lo había incomodado. Aunque Kuon también se fijo en que el joven pelinegro ya había terminado su bebida y puesto que en ningún momento había comenzado a comer, quizás nunca había tenido la intención de comer allí. Por otra parte, también pensaba en el significado de la frase que Oz le había dicho, sintiendo que éste tenía una manera de expresarse algo filosófica, por así decirlo. Por su parte él no estaba acostumbrado del todo a esto, por lo que le parecía en cierto modo interesante.


Y fue mientras aun estaba sumergido en sus pensamientos que Oz se despidió de él, haciendo que Kuon solo llegara a afirmar con la cabeza en señal de respuesta, si bien la expresión de su rostro ya no tenía ese toque triste de antes, sino que era más bien pensativa.


Y así, tras unos instantes, cuando Oz ya comenzaba a alejarse un poco, la expresión del rostro de Kuon cambió a una de sus sonrisas amistosas.


- Gracias - pensó para si mismo.


Aquel encuentro había sido algo inesperado y más bien breve. Pero al mismo tiempo, y de alguna forma, si bien durante el mismo había pasado por diferentes sentimientos, al final Kuon sentía que había sido algo bueno. Y si bien no sabía si volvería a encontrarse con Oz, un joven que ya solo por la forma de expresarse le resultaba diferente a la mayoría de personas que había conocido, la idea de que dicho encuentro volviera a ocurrir era algo que no le desgradaba.


Y de esta forma, Kuon continuó entonces terminando de comer lo que le quedaba de su desayuno, mientras pensaba en que más cosas le pasarían durante el día de hoy.

Correspondencia especial
════ ⋆★⋆ ════


El director se encontraba fuera de la residencia cuando llegó la carta. El joven ejecutivo había estado a cargo junto con Dekiru y la IA, y si bien no leyó nada que no le incumbiese, sí se dedicó a organizar la correspondencia para el moreno... Aunque ganas no le faltaban de echarle un vistazo al misterioso y destacable sobre negro. Nada más podía hacer al respecto, ya que la IA no había detectado esta vez su nombre en el escrito.
.
.
.
Las horas pasaron y por la tarde, casi noche, Dai ya se encontraba en su escritorio avanzando lecturas; entre ellas, la del residente Oz.

Carta

En su interior solo hay una carta escrita completamente a mano, sin ningún mensaje oculto. Dice así:

Muchos asuntos son de los que me gustaría hablaros, mas en esta ocasión me ceñiré en nuestro pequeño trato por su breve importancia. Ante cualquier explicación que pueda daros a continuación, sabed que no pretendo desviaros de vuestro deseo y principios, ni olvidar expresar mi lamento por haberos expuesto en ese entredicho. Sin embargo, no lamento que nuestras perspectivas puedan divergir, encuentro que intentamos hallar el mismo fin.

Permitidme, entonces, guiaros en vuestra efímera conexión con la Luna. Aunque no alcanzaréis el nivel de un experimentado hechicero, os he otorgado una breve conexión lo suficientemente útil como para aprovechar al máximo el marcapáginas que nos concierne. Dejadme aclarar que sin esta conexión le podéis dar tal uso, pero su efecto podría ser menor además de depender por completo de la fase lunar del día en el que os encontráis. Las funcionalidades son limitadas, no obstante, todavía estoy trabajando en ello, pero su utilidad persisten.

A continuación hay un listado. Cada fila es encabezada por un dibujo de una fase lunar, en el pie del dibujo el nombre que le corresponde, y a su lado una "breve" explicación.

- Luna Nueva: En su oscuridad, la penumbra os permite ocultar objetos de una dimensión similar al artefacto. Capaz sois de querer escribir vuestros pensamientos de esta forma, pero no es posible. Próximamente os haré llegar una tinta especial para que podáis entreteneros con gusto.

- Luna Creciente: Tal vez os resulte irrelevante, a no ser que queráis ahorrar energías. La sinergia de luz y oscuridad de esta fase os permite teletransportar objetos de una dimensión similar al artefacto. No importa la distancia, solo que lo tengáis en vuestra visión.

- Luna Llena: Nuestras almas son recompensadas con la sabiduría de revelar lo oculto. Lo hará siempre con elementos pequeños, como lo son futuros escritos que os presente. Sin embargo, cuando la fase lunar está presente, es capaz de revelar cualquier secreto que permanezca a un nivel similar a vuestro poder lunar. Fascinante, ¿verdad?

- Luna Gibosa: Desconozco su completa efectividad en un artefacto de tales dimensiones. Su iluminación imperfecta pretende ayudaros en el proceso de recuperación tanto física como emocional.

- Luna Menguante: Aunque vele por vuestra seguridad, todo en la vida es transitorio. Prentende protegeros de cualquier mal que percibáis por más ínfimo que sea. Es un poder costoso de reproducir, pero espero que os resulte efectivo en el momento de que lo necesitéis, aunque preferiría que ese momento nunca llegue. Sin embargo, el mal no siempre se manifiesta como una presencia intangible, puede ser un objeto maldito que preferís evitar tocar.

Escribidme de vuelta si no comprendéis algún punto, pues os envío la versión de esta carta que he considerado más sencilla de digerir. De igual forma, indicadme si no deseáis recibir correspondencia.

Esta carta no contiene ninguna firma, pero no parece ser muy necesaria para el destinatario.

«Muy útil sin dudas».

Desde que se le fue obsequiado, cargaba con el mencionado marcapáginas siempre. No era de usar artefactos ni armas a menos que se encontrara en su laboratorio, mas nunca fue una opción alejar tan interesante obsequio de sí.

A modo de agradecimiento, estaba elaborando un extra en relación con la medicina pendiente.

Reclamo: Jay ❙ Actualización
════ ⋆★⋆ ════

Buenos días, le agradezco la rápida respuesta.
Se trata de un recién llegado, su nombre es Tian Rue.
Me encontraba cerca de la granja, cuando he visto a un pequeño pato caer de bruces, y no había nadie supervisando cerca del lugar, a excepción de este chico que se quedó allí mirando el suceso. Finalmente, tuve que intervenir yo, para asegurar el bienestar del animalito en cuestión.
Me parece que no podemos tomar tan a ligera la vida de los animales. Además cuando se lo he recalcado, eludió el tema por completo.
Posee un comportamiento muy peculiar, por no decir problemático.
Gracias por darse el tiempo de leer

Atte, Jay
Cuarto 12

────────── ⋆⋅☆⋅⋆ ──────────

El mismo día de la respuesta recibida...

—Vaya... ¿Está bien?

—Sí, me he asegurado de que revisen a cada uno de ellos. Ahora estarán bajo mayor supervisión.

—Uff, menos mal... ¿Lo vigilo?

—Recauda información, luego lo citaremos.

—¡Voy!

Aki se retira y Dai procede a enviarle una rápida respuesta a Jay a través de la IA.


────────── ⋆⋅☆⋅⋆ ──────────
Reclamo: actualización.
════ ⋆★⋆ ════

@Jay,
Estamos gestionando lo ocurrido.
Muchas gracias por la elaboración.
No es necesario responder este mensaje, se trata de una respuesta rápida.

Tenga un lindo día.
────────── ⋆⋅☆⋅⋆ ──────────

Carta de Sumire

Para Jay:

Hola Jay.

He querido enviarte esta carta porque dentro de poco regresaré de nuevo al mundo del que vine y quería despedirme de ti. Por ahora iré a visitar a algunos amigos, y aunque no se exactamente cuando retomaré la búsqueda sobre mis orígenes, me llevo tus buenos deseos conmigo. También quería decirte que me he alegrado mucho de poder conocerte y hablar contigo. Nunca voy a olvidar como creaste aquella nevada para mi, muchas gracias de nuevo. Y he guardado la flor que me diste junto a mi colección.

No se cuando regresaré a este mundo, pero si se que algún día lo haré,  y espero que entonces podamos volver a encontrarnos. Hasta entonces deseo que te vaya muy bien en tu trabajo como modelo, y que no vuelvas a sentirte mal por el calor. Espero que la piedra que te di pueda ayudarte un poco en eso.

Por ahora me despido, pero realmente espero que tengamos la oportunidad de volver a vernos. Me encantaría volver a pasear por el huerto y hablar contigo.

Sumire 

Un estante no sería capaz de matarte, creo

Sorush - Jay & Oz | Abierto | En curso

La frecuencia del ojiverde entre los libros de la biblioteca ha descendido notablemente.
Ahora es algo ocasional y, en lugar de quedarse en el recinto, regresa a su habitación con los libros en préstamo.
Hoy es uno de esos días. No tiene intención de entretenerse mucho, por lo que ni siquiera se ha puesto la gabardina ni el sombrero para salir del cuarto.
Su plan inicial es salir de la habitación, tomar prestado un libro y regresar. Al menos eso era lo que había planeado hace un rato.
Sin embargo, ahora se encuentra en un estado de frustración, sin tener muy claro qué dirección tomar en sus investigaciones.
Explora varias secciones en busca de algún título que lo saque de su bloqueo, hasta que...

«Por ahí... Ve por ahí...», le empieza a indicar.

«¿Cómo?», rodeado de estantes, el pelinegro interpreta brevemente al icónico Travolta sin comprender qué dirección le indica su inquilino.

«Más... Más... Más... Aaaaaa... ¡ .... ! Vuelve. ¿No sabes seguir una maldita orden? Aaaahí, por ahí... Buen chico», le va indicando.

«¿No podrías habérmelo dicho antes?», porque le especifica una dirección por la que ya ha pasado.

«El precio a pagar por mis límites, chaval», menciona como pretexto.

«¿Sí o no?», intuye que ha percibido algo y quiere que se lo diga ya.

«Naa... Párate ahí delante, toma un libro, y disfruta», le indica.

El estante protagonista de la próxima desgracia, se trata de uno que queda en medio de un gran pasillo y, por tanto, hace de separador.
Su diseño permite ver lo que hay al otro lado por un fino hueco, puesto que existe un separador en medio para reforzar la estructura y separar cada orientación del mueble.
Aunque no está del todo convencido de seguir las indicaciones de la maléfica voz, su aguda percepción no le da motivos para desconfiar en un momento como este.
Sin embargo, justo cuando intenta tomar un atlas, la estantería cede y se inclina hacia atrás de manera inesperada.

«¿¡¿..... .. .. ... ...?!?», se estresa. Mucho.
El demonio, como no, suelta una buena carcajada ante el panorama.

Su acto reflejo le hace tomar parte del mueble para evitar que caiga por completo. Queda sorprendido al presenciar que no cede por completo.

«¿Qué está pasando?», observando los límites del mueble para alcanzar un mayor agarre.

«Oh... Será un maravilloso día, chico azúcar», empieza a mencionar al notar su presencia.

«No me .... ahora», expresa mientras escucha su voz al otro lado del estante.

«Estamos predestinados a enseñarte cómo es un elfo de verdad», ríe.

Ahora no era un buen momento para ponerse a disputar, aunque...

«Me encanta tu apoyo en los mejores momentos», tal vez realmente nunca es mal momento para hacerlo.
El demonio vuelve a reír, pues meterlo en un apuro es su pasatiempo favorito.

Con determinación, el pelinegro decide apartar un par de libros y agarra el estante por el separador, a pesar de que eso implique que algunos tomos caigan al suelo.
La situación le exige actuar rápidamente, especialmente al escuchar otra voz que le resulta desconocida.
Aunque no puede discernir las palabras exactas, entiende que es mejor no demorarse.
El estante no tiene nada de especial aparte de su altura, por lo que en términos de peso, no representa un desafío.

Con un tirón vigoroso, logra colocar el estante de nuevo en su lugar. Sin embargo, debido a la falta de cuidado, más libros caen encima del joven.
Retrocede un paso, precaución ante la posibilidad de que la trampa mortal actúe de nuevo.

— Jod..., suelta en voz baja para si mismo, contemplando cuántos libros han decidido hacer un salto de fe.

El demonio ríe. Se siente cómodo, y más manifestando parte de su aura como señal de que está ahí.

༒ Nephilim's Hellig Blod ༒

▹ᴄᴜᴀʀᴛᴏ 28◃

❀Saraneria Besettelse Info❀
Nephilim de un humano y una ángel.

▹IA◃
Reinelle.

▹Residente◃
Saraneria Besettelse.


▹Datos◃
???? ???????????? ??????? ????? ??? ??

▹Fotografía◃

༝̩̩̥͙ ༓༝̩̩̥͙ ⊹❀⊹༝̩̩̥͙ ༓༝̩̩̥͙

▹Ocupación◃
N/A

▹¿Desea compartir cuarto?◃
No.

▹Pines◃
Ninguno de momento. (-ω-、)

▹ID◃

༒ Nephilim's Forbannet Blod ༒

▹ᴄᴜᴀʀᴛᴏ 45◃

⛧ꓶoʇ ſɐןı̣ʇǝʇ Iuɟo⛧
Nephilim de un humano y una demonio.

▹ⱯI◃
Reinelle.

▹ǝʇuǝpı̣sǝꓤ◃
Lot Jalitet.


▹soʇɐꓷ◃
???? ???????????? ??????? ????? ??? ??

▹ɐíɟɐɹƃoʇoℲ◃

༝̩̩̥͙ ༓༝̩̩̥͙ ⊹⛧⊹༝̩̩̥͙ ༓༝̩̩̥͙

▹uóı̣ɔɐdnɔO◃
N/A

▹?oʇɹɐnɔ ɹı̣ʇɹɐdɯoɔ ɐǝsǝꓷ¿◃
No.

▹sǝuı̣Ԁ◃
Ninguno de momento. (-ω-、)

▹ꓷI◃

༒ Nephilim's Ligger ༒

▹Narrativas◃
1.- I n i c i o : Mi llegada a IRO.

▹Anécdotas◃
Anécdota I ⊹ Experiencia memorable ⊹
Anécdota II    ⊹ LGBTIQ+ ⊹

꧁L a   i n t e n c i ó n   e s   l a   q u e   c u e n t a꧂

Arata & Sirena ❙ Abierto ❙ Finalizado

«La que perdió el ID» comentó en sus adentros, alzando de manera leve la ceja diestra tras oír la indicación que le dio a Bruma.

Le había hecho un poco de gracia aunque no diera pista alguna de ello. Al mismo tiempo se había quedado observando a la joven estudiante un poco más de tiempo antes de finalmente tomar la mochila del asiento: la única pertenencia que le faltaba para dejar el lugar.

—Ok.

Cuando tuvo a la chica cerca, se tomó la osadía de palparle con suavidad y brevemente un par de veces la cabeza. Solo tras ello, acabó dando media vuelta para salir del lugar. El comedor tenía más de una salida y el modelo fue por la opuesta a Sirena. Quería dar un paseo por la granja antes de regresar a la habitación.

Tal parecía ser que ahora tenían una salida pendiente.

Un estante no sería capaz de matarte, creo

Sorush - Jay & Oz | Abierto | En curso

Suspirando con cierta resignación, el pelinegro se agacha y comienza a recoger los libros que cayeron, procurando que sus páginas se doblen.
Sin embargo, en lugar de colocarlos de vuelta en su lugar, decide apilarlos cuidadosamente para decidir qué hacer con ellos más tarde.

«Llévame ahí», le ordena.

«Espérate», en realidad no le apetece.

«Ahora», con un tono imperativo más grave.

«Dame un maldito momento, o luego verás a tu .... ..... ..... .... elfo perfecto más plano que un folio», no tiene nada en contra del pelirrosa a pesar de tales pensamientos.
El demonio se limita a gruñir, no puede hacer mucho más en el estado actual.

— Muchas gracias por ayudar a sostenerlo del otro lado, escucha al estar en alza de nuevo al terminar de apilarlos.

«No llego a hacerlo y me culpan de un crimen», piensa un poco molesto.

«Otro más no hace daño», gruñe afirmativamente.

Ladea la cabeza y dirige su mirada hacia el otro lado del estante, pero al estar el residente y su acompañante a una altura más baja, no logra ver a nadie en ese momento.

— No pongáis de vuelta lo que haya caído. Apilad y concededme un momento. No toquéis más, su tono sugiere que lo haga sin preguntar.

Con meticulosidad y experiencia, el pelinegro se sumerge en las tareas de mantenimiento que ha realizado en numerosas librerías a lo largo de su estancia en este mundo.
Ajeno a la conversación entre el residente y la joven, su enfoque se centra en asegurar la estabilidad y el estado del mueble en cuestión.

Comienza examinando la estantería para determinar su estabilidad.
Verifica si hay sujetadores, como almohadillas de goma o silicona, que se puedan colocar debajo de las patas para evitar deslizamientos o vuelcos indeseados.
Una vez confirmada su estabilidad, dirige su atención hacia la estructura del mueble.

Con sus manos expertas, explora los costados y el separador entre los espacios vacíos que una vez albergaron libros.
Inspecciona minuciosamente cada soporte de los libros, aplicando una leve presión para comprobar si se mueven o si presentan alguna deformación.
Está atento a cualquier indicio de debilidad estructural o deterioro que pueda comprometer la integridad del mueble.

«Probablemente solo sea la pésima distribución», concluye, dado que en la orientación en la que se encuentra parece todo en orden.

«¿Has terminado ya?», empieza a impacientarse todavía más.

«Ya sabes que no», le falta verificar esa conclusión.

El ojiverde se aleja un poco más del estante y observa la situación con una mirada analítica.
Evalúa que el peso desequilibrado es la causa del problema, lo cual explica por qué el estante cedió hacia atrás.

«Empiezo a creer que Mangata contrata al primer ilustre que le pone buena cara», ya es el segundo accidente que pasa en su presencia.
El demonio gruñe ante esas palabras, no le gusta que mencione al director con tal apodo.

«... ... ... ... ...», mejor dicho, no le gusta que piense en él.

«Esto lo disputaremos más tarde», tienen un debate largo y tendido que prefiere prosponer hasta que vuelva al cuarto.

«Podría cambiar de opinión si me llevas ahí», sugiere como trueque.

Oz siente que la necesidad de la voz por ir a explorar el otro lado del estante se vuelve cada vez más obsesiva.
Se pregunta si su deseo de encontrarse con Jay es realmente el único motivo que impulsa su curiosidad, o si hay algo más profundo en juego.
Cabe añadir que, para mantener cierta privacidad, emplea el idioma élfico. De esta forma, puede cuestionarse cualquier cosa aunque el demonio lo escuche.
Lo mismo sucede a la inversa, cuando el demonio desea privacidad, simplemente emplea el idioma proveniente del abismo.

«Entonces, vayamos por partes», opta por ir a inspeccionar el otro lado antes de tocar la distribución de los libros.

Con cierta cautela, el pelinegro se dirige al final del pasillo para doblar la esquina y hacer acto de presencia.
Desconoce que están haciendo ese par, pero espera que la situación no se torne demasiado problemática al aproximarse a ellos.