Anécdota I: experiencia memorable
Relato:
Esto ocurrió hace ya bastante tiempo, cuando Kuon aun era un niño pequeño y recién estaba por comenzar la escuela primaria. Cabe señalar que él se había criado hasta entonces con sus padres, no asistiendo a clases preescolares.
Por aquel entonces, su peculiar color de cabello y de ojos eran algo que llamaba en demasía la atención, algo que unido al hecho de cierto incidente de su pasado, había sido el motivo por el cual sus padres habían decidido que no fuera a preescolar. Si bien este hecho realmente no afectó a Kuon a nivel personal, pues sus padres le enseñaban y él era feliz pasando tiempo con ellos y ayudándolos en el cuidado de sus flores.
Y así, llegó el día en el que iría a clases por primera vez, conociendo de esta forma a un gran número de niños y niñas con los que previamente solo se había encontrado de manera más casual. Al ser su primer día Kuon se sentía algo nervioso, pero también emocionado, pensando en como podría hacer amigos y en lo divertido que podrían resultar las clases.
Sin embargo, una vez que dichas clases terminaron, cuando sus padres fueron a buscarlo, su expresión no era tan animada y alegre como estaban acostumbrados a verlo. Cuando le preguntaron si algo había pasado, Kuon no respondió nada. La experiencia no había resultado tan buena como él esperaba, más tampoco quería que sus padres se preocuparan por su culpa. Pero sus padres, que lo conocían bien, encontraron la forma de animarlo. Y así, una vez de regreso a casa, su madre le dio un mochi de fresa mientras se sentaba a su lado y le preguntó de nuevo si algo había ido mal durante las clases. Kuon finalmente respondió, no era que hubiera ido mal, más bien que no había ido. Por algún motivo, que en cierta forma él ya sospechaba, pues aunque era pequeño podía entender como en ocasiones alguna personas lo miraban, ninguno de los otros niños había querido relacionarse con él. Sus padres, que temían que esto pudiera llega a ocurrir, tuvieron entonces una charla con él. Durante dicha charla, Kuon les dijo como algunos de los niños le habían dicho que era que su cabello y ojos eran raros, y otros que sus padres les habían dicho que no debían hablarle. Es decir, los niños en realidad no tenían nada en contra de Kuon, solo estaban influenciados por sus propios padres, incluyendo aquellos que habían señalado el color de su cabello y ojos lo habían hecho también como consecuencia de los comentarios de éstos.
Tras escucharlo hablar, su madre acarició entonces con cariño su cabello, al tiempo que lo miraba con afecto.
- No tienes que preocuparte o sentirte mal por eso. Puede que ahora no puedan verlo, pero algún día se darán cuenta de lo especial que eres - le dijo con un tono en el que se apreciaba el amor que le tenía.
- Eres nuestro mayor regalo, Kuon - le dijo su padre, que se había sentado a su otro lado - Tu madre y yo estamos seguros de que algún día conocerás a alguien que te aceptará tal y como eres, y que te querrá así como tu madre y yo te queremos - añadió con una expresión de completa sinceridad y amor en su rostro.
Kuon sabía que sus padres eran personas sinceras. Siempre habían estado a su lado desde que tenía recuerdos, y sabía lo mucho que lo querían aun si no eran sus padres biológicos. Así pues tras escuchar sus palabras, su característica sonrisa volvió a aparecer en su rostro.
Al día siguiente, y los siguientes a éste, Kuon continuo intentando acercarse a los demás niños, y aunque si bien no pudo llevar a hacer ningún gran amigo, poco a poco algunos de ellos comenzaron a relacionarse con él. El tiempo y los años pasaron, y Kuon fue paciente, nunca más volvió a perder su característica sonrisa como le había ocurrido durante su primer día de clases. Él sabía que sus compañeros no tenían la culpa de nada, y realmente tampoco era que lo trataran mal, tan solo preferían guardar ciertas distancias.
Y así el tiempo paso, hasta que finalmente Kuon comenzó la escuela secundaria, teniendo que viajar un poco más lejos para ello, y el tan esperado día del que sus padres le habían hablado llego. En aquel lugar había muchos más estudiantes, algunos provenientes del mismo lugar que él, pero también muchos otros que asistían de otras zonas cercanas, personas que no lo conocían ni estaban influenciadas de manera alguna por viejos rumores o supersticiones. Y fue al fin durante estos años de su vida que Kuon logro hacer sus primeros amigos reales e incluso conoció a su primer amor, siendo todas ellas personas que lo apreciaban tal y como era.