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Sumire - Jay | Abierto | En curso

Mientras ella hablaba dando respuesta a  la pregunta que había realizado, él la escuchaba atentamente y colocaba el colgante en su cuello con eficacia. El largo de la cuerda era ideal. Cuando Sumire hizo alusión a sus habilidades curativas, el pelirosa ha sonreído:

—Entiendo, y es gracioso porque de no haberme dado una respuesta completa, igualmente te hubiese preguntado si te lastimaba caminar sin calzado por tanto tiempo—Expresó, y luego añadió—Así que, ¿habilidades curativas, eh? Yo también las poseo, puedo curarme a mi mismo y al entorno que me rodea, pero tengo mis limitaciones para ello.

Aquellas limitaciones se basaban en sus propias capacidades; si las heridas eran muy profundas o de extrema gravedad, si había alguna enfermedad grave o que tuviese factores desconocidos para él, no sería capaz de sanarlas.

El pelirosa seguía charlando con la chica de ojos amatistas, en el huerto, dónde parecía que el tiempo no corría, al menos para aquel par.

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Sumire - Jay | Abierto | En curso

A la vez que ella parecía transformar su expresión de alegría a una de tristeza, debido a un recuerdo triste talvez, el joven pelirosa tomó su mano, en señal de apoyo. Fueron segundos efímeros, dónde rápidamente a vuelto a sonreír:

"Aunque siento que de alguna forma aun estoy descubriendo todas mis habilidades" - dijo ya con una expresión más animada - "Al no haberme criado con alguien que fuera como yo desde pequeña nunca he sabido exactamente que es todo lo que puedo hacer. Y creo que en parte también por eso intento buscar mis orígenes" - añadió con una expresión tranquila en su rostro.

El chico asintió y en parte comprendía el concepto del autodescubrimiento, pues él también había pasado por lo mismo, en su adolescencia y niñez.
No los enlazaba las mismas circunstancias, pero si la entendía a la perfección.

—No ha de ser fácil, pero espero de todo corazón que logres descubrir más de ti misma—ha dicho de forma cálida, hacia ella.

Tras aquello, decidió mirar su teléfono para chequear la hora; eran las 3 de la tarde.

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Sumire - Jay | Abierto | En curso

La comodidad y tranquilidad que sentía al estar compartiendo con ella, hicieron que su noción del tiempo, se viese afectada, nunca pensó que el tiempo correría tan rápido.

Pero a decir verdad, le gustaba oírla y verla expresarse de manera más libre, a comparación de la primera vez que se vieron. Probablemente, la causa podría ser él mismo, que a consciencia o no, a través de sus acciones, la impulsaba a expresarse más de lo normal. Sin embargo, eso no quería decir que fuese algo negativo o contraproducente, sólo quería forjar de a poco su confianza, para que no la desestabilizarán emocionalmente, de forma tan drástica.

Ha contestado su pregunta, con un ligero atisbo de risa:

—Talvez, el tiempo vuela, en realidad. Pero no te preocupes, sucede que tengo una sesión de fotos dentro de dos horas. Aún así, sobra tiempo—dijo finalmente.

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Sumire - Jay | Abierto | En curso

Su curiosidad no tenía límites, y eso lo llevó a creer que talvez no estaba familiarizada con la tecnología, más sin embargo,  se ha dado la molestia de explicarle:

—La sesión de fotos es, una instancia en dónde una o más personas, te apuntan con las cámaras—La miraba de reojo, para verificar que estuviera entendiendo— y sacan muchas fotos, en diversas poses y con distintas expresiones. Generalmente, me dan las instrucciones de qué hacer, y a veces soy libre de posar y gesticular a mi manera. Es parte del trabajo como modelo—Explicó.

Esperaba que Sumire le entendiese la explicación, pero si no llegaba a ser el caso, no tenía problema alguno en volver a explicarle, o contestar más preguntas, en caso de que a la pelimorada le surgieran más dudas a raíz de eso.

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Última modificación realizada por Izula (El 22-05-2023 à 19h51)

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Sumire - Jay | Abierto | En curso

—Ser modelo, en este caso, el modelaje como profesión, es vestir prendas de ropa que luego se vuelven deseadas por el resto de las personas, para luego comprarlas y usarlas ellas mismas.—hizo una leve pausa, para luego continuar—Yo soy un modelo de publicidad, con las fotos, se busca convencer a la gente de adquirir algo. Pueden ser desde ropa a accesorios pequeños, como los colgantes o los aretes.

Explicarlo de forma tan superficial, era algo difícil sin duda. Pero quería tener la certeza de que Sumire entendiese lo mejor posible.

—Descuida, no preguntas demasiado. El querer saber nunca es malo—sonrío.

Luego la chica agregó un comentario, mientras miraba el cabello de Jay:

—¿Parece una flor en que sentido?—decía riendo mientras le miraba.

Aquello le robó más de alguna risa, pues extrañamente se lo ha imaginado.
Y creyendo por sobretodo que Sumire, tenía una gran imaginación y puntos de vista muy interesantes.

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El arte de la contemplación

Oz & Dai ❙ Cerrado ❙ En curso⌛

Si bien Dai ocultaba a grandes rasgos lo que era capaz de hacer, no lo hacía principalmente por desconfianza, sino por seguridad sobre todo hacia el resto. No todos estaban listos para enfrentar de golpe una realidad de la cual eran privados a través de la manipulación. Por otro lado, la curiosidad y ambición humana, y en general, podía llegar a ser bastante nociva bajo su punto de vista. También había otra razón bastante más sencilla y simple.

Cierto era que la construcción de la residencia no era solo obra de las habilidades terrenales de los humanos.

Tras oír a Oz, se limita a asentir a modo de aprobación, ya que estaba de acuerdo con que la intuición nunca fallaba. Esta era una palabra bastante manoseada y confundida a su parecer, y aun si no le sorprendiera que Oz tuviera conocimiento sobre ella, le agradaba que tuviera clara su existencia y naturaleza.

En cuanto sintió vibraciones, dirigió la mirada de nueva cuenta hacia el marcapáginas que sostenía. Fue entonces que vio moverse el centro de este.

«Su color ha cambiado... ¿Será debido a su esencia?», se preguntó mientras contemplaba el llamativo objeto en su palma. Ya no poseía el color grisáceo del reverso.

—Debo confesar que no lo he analizado a profundidad —comentó, haciendo que el marcapáginas volteara para poder ver su anverso.

Fue entonces que decidió imbuirlo con una pizca de su propia energía, una que no era visible.

Última modificación realizada por Thane (El 23-05-2023 à 03h02)

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El arte de la contemplación

Oz & Dai | Cerrado  | En curso

—«Ahora me siento menos culpable» —ante su comentario. De todos modos, no estaba sintiendo culpa alguna.

—«Qué .... intenta este ...» —se pone un poco alerta, con recelo por lo que alcanza a percibir.

El marcapáginas ante el director no se digna a responder. Sea anverso o reverso, esa luna permanece gibosa creciente.

—«A falta de contexto, interpreto que está intentando reproducir lo que acaba de ver» —es la breve conclusión que extrae de todo esto.

—«Qué...»
—«...ingenuo» —uno lo piensa con maldad mientras que el otro todo lo contrario.

Teniendo la intuición ya por la mano, el pelinegro considera que es un buen momento para tirar del hilo.

—Os puedo ofrecer directamente sus instrucciones, pero no creo que os resulte divertido... —ladea la cabeza de nuevo como gesto de interés—. Podría considerar algún detalle de interés para un intercambio justo y entretenido... Saciado el asunto de este artefacto, disponéis de la libertad para preguntar lo que os plazca en lo que resta de estancia —dicho de otro modo, le pide información sobre él mismo como moneda de cambio pero con la posibilidad de que las tornas cambien después—. Oh, pero no hablo de información de este museo y lo que contenga... aunque creo que vuestra intuición ya os lo ha mencionado —especificando un poco que debería ser sobre él y que no le resultará útil irse por las ramas—. También podéis optar por el ensayo y error. Cualesquiera que sea vuestra decisión será totalmente válida —expuesta su propuesta, no queda otra que aguardar por su elección.

—«Pérdida de tiempo cuando podrías .... ..... ... ....» —no quiere estar de cháchara con Dai.

—«Soy pragmático, no un ... ... como tú» —tales palabras hacen gruñir a la voz.

—«No me obliges a presionarte» —le provoca un ligero dolor de cabeza... leve, por el momento.

—«Te conviene prestar atención» —como advertencia.

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- -「Mascota Artística」- - - -「  」- -

   

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Sumire - Jay | Abierto | En curso

Ante las miradas atentas de Sumire, Jay sintió un gran alivio de haberle intentado explicar,  a que se dedicaba en sus tiempos libres. Quizás no era una explicación perfecta, pero demostraba haberle comprendido muy bien.

Hacerla sentir segura de preguntar cosas, era lo más importante, ya que aquello era un método de aprendizaje, y como ella ya había manifestado, le permitía aprender cosas nuevas y diferentes.
Y tras el comentario a su cabello, el pelirosa contestó:
—Ya veo—y tras la última frase dicha por ella, agregó en tono irónico—Talvez sea la señal para cortarlo—Esbozó una media sonrisa a la vez que jugaba con un mechoncito, a la vista de sus ojos.

Posteriormente, la invitado ha ponerse de pie, para volver a entrar en la residencia

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Sumire - Jay | Abierto | En curso

Si, aquel comentario lo había dicho de broma, pero no esperaba que Sumire le siguiese la corriente. El pelirosa sólo ha atinado a dejar salir una suave carcajada.
Tras emprender el camino de vuelta, Sumire le ha consultado si iría a prepararse para la sesión, a lo que el chico ha contestado:

—Si, tengo tiempo para una ducha y tomar mis cosas de la habitación—luego a dirigido su mirada hacia ella—¿y tú que harás después?—Le pregunto.

Ya se habían adentrado en la residencia, en un pasillo que conducía a la recepción de ésta.

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El arte de la contemplación

Oz & Dai ❙ Cerrado ❙ En curso⌛

Una sensación de alivio se produce en su interior al no ver reacción alguna en el marcapáginas, pues todo su ser se concentraba cuando se trataba de usar parte de su poder aunque se tratara de una pizca. En realidad no deseaba dañar el objeto en su mano.

Mientras Oz hablaba, Dai contempló un poco más el separador hasta que decidió guardarlo con la misma delicadeza que usó para extraerlo del bolsillo interno del blazer. Y que sus ojos no se encontraran en un principio en el rostro del pelinegro no quería decir que no le prestara atención; al contrario, lo oía atento. Por ello le pareció que la mencionada «intuición» no era nada más que una especie de señuelo para su compañía. No estaba de acuerdo esta vez, mas no se vio perturbado: no esperaba nada en concreto.

Antes de aceptar su turno de diálogo, lo invitó con un gesto de mano continuar con el recorrido.

—No tengo prisas, creo que todo llega a su debido momento —respondió, refiriéndose al marcapáginas.

—He de ser muy osado con mis siguientes palabras, pero es libre de decidir responder —introdujo, haciendo una pausa—. ¿Qué es lo que más desea en estos momentos? —preguntó, observando el ojo libre del pelinegro.

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Sumire - Jay | Abierto | En curso

Mientras seguían con la animada charla, Sumire mencionó a su compañera de cuarto:

—Compartes cuarto con alguien más, ¿eh? ¿Te llevas bien con tu roomie?—Luego agregó, rápidamente—Oh, roomie es una palabra para referirse a un compañero de cuarto.

Jay sabía que los cuartos en la residencia podían ser compartidos con otra persona, pero hasta ahora Sumire era la primera en comentarle aquello. Y la experiencia igualmente le generaba cierto interés, aunque de momento prefería hacerse a un lado, en aquella dinámica, pues le gustaba la idea de tener un cuarto propio.

En ese momento, su móvil ha sonado con un nuevo mensaje de texto. A decir por la expresión de su rostro, no tenía muchas ganas de dejar a Sumire, más sin embargo, debía apresurarse.

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El arte de la contemplación

Oz & Dai | Cerrado  | En curso

Los gestos de su acompañante no hacen más que hacer estallar de risa al demonio.

—«Efectivamente, parece que no he aprendido nada del jefe» —interpreta que quizá ha sido demasiado directo.

—«... .... ... ... ... .... ...» —momento de desprestigiar a su portador por su error.

El pelinegro asiente ante su invitación, como expresando que acepta también esa elección. Opta por mantener el silencio, atento a cualquier palabra que quiera añadir. Aunque le gustaría que el silencio fuera pleno, pero esa voz no cesa con sus burlas.

—«EsO, diLE lo qUe MÁs deSEAs...» —bastante arrogante.

Establece el contacto visual en el momento que recibe tal pregunta, sin embargo se limita a mirarlo de reojo.

—Considero que resulta más osado preguntar por vuestro poder —responde en primer lugar, siente que sus intenciones han sido descubiertas.

Vuelve la mirada al frente, permitiéndose una breve pausa antes de proseguir con su respuesta. Interpreta la pregunta como si le estuvieran cuestionando directamente acerca de sus intenciones.

—En realidad olvidar que estoy enfermo es lo que más deseo en cualquier instante... —haciendo alusión a Aiur, a pesar de estar junto a él media vida, pero también a lo que sucedió en la biblioteca.

—«... ... ... ...» —interpreta de sobra que habla de él.

—Pero si me apuráis a algo más concreto... me conformo con poder conversar y haber observado que decidís no renunciar a ese artefacto, no es algo que suceda muy a menudo —confiesa con total honestidad. No es muy difícil percibir que Oz es alguien que no socializa con cualquiera, y tal vez por sus primeras palabras pueda sugerir que no quiere desperdiciar su tiempo a la ligera—. Os retorno la pregunta, también libre de decidir responder —en cierto modo es otra manera de aplicar lo que estaba sugiriendo.

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Sumire - Jay | Abierto | En curso

Su respuesta le ha hecho sonreir, pues era genial que tuviese alguien más con quien conversar.

Y respecto a su pregunta, el pelirosa respondió:

—No, no me gusta la idea de tener un compañero, me gusta mi propio espacio.—Luego agregó—Pero es interesante oír la experiencia de un otro.

Luego de que mirase su celular, Sumire ha dicho:

—¿Esta todo bien?

En dónde ha dirigido nuevamente su mirada a ella
—Si, ya me están presionando para estar allí, así que debo apresurarme... Pero me sienta mal, dejarte así, sin más—ha expresado, sincero, y con un leve tono de tristeza.

Prueba de que en definitiva, había disfrutado pasar tiempo con ella.

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Sumire - Jay | Abierto | Finalizado

Sintió una especie de calidez al escuchar las palabras de Sumire, pues para él también era exactamente igual, y también tendría un preciado objeto para recordarle. Eso y sumado a que se sentía en gratitud con ella por haberlo ayudado.

—Lo sé y para mi también ha sido muy agradable. Te agradezco también por la charla, tu ayuda y...—se ha acercado para rodearle y darle un suave y casto beso en la frente—... la piedra.—Sonrió.

Dicho aquello, la dejó suavemente y ha puesto rumbo a los cuartos de la residencia, con un bonito recuerdo de una amiga especial, que se había ganado un huequito en su corazón.

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