Gracias por el comentario ♡ Que además ya estás puesta al día del todo, enhorabuena, la verdad es que tenías una buena parrafada para leer hasta llegar aquí (?
Vamos entonces al siguiente capítulo, a ver qué maquinaciones trata su Sulta...
Capítulo 24.10.-
Con el cacareo de Adalric como acompañamiento, volvemos a hacer el camino en dirección al salón del trono en el que hemos estado antes. En esta ocasión todo es un poco menos... Formal. Las puertas de la habitación están ya abiertas para nosotros cuando llegamos, y en el interior la cortina está descorrida... Además de eso, Khash parece haber encontrado un asiento mucho más cómodo que su trono, visto que ahora mismo está sentade sobre el regazo de Harim, que intenta con todas sus fuerzas mantener una expresión seria a pesar de que Khash le hace todo tipos de carantoñas y cucamonadas con mucho cariño.
-Ah, finalmente -Cuando nos ve llegar, no se baja de donde está, sino que se mantiene subide a Harim, aún jugando con su pelo. El otro ni siquiera reacciona ante nuestra presencia-. ¿Os ha sido relajante el baño? ¿Vuestra residencia os resulta satisfactoria? ¿Os gusta la ropa?
-Todo estupendo, Khash -Ezarel le responde con una sonrisa que no se molesta en ocultar nuestra verdadera opinión.
-¡Fantástico! En ese caso, querí- -Su ceño se frunce de repente. Entro en pánico al darme cuenta de que lo ha hecho cuando su mirada se ha posado en mí- A ti te falta algo... -Oh, no. OH, NO. Por favor dime que no es tan obvio que- ¿Por qué has decidido ignorar mis joyas?
Ah, es... Sólo eso. Vale.
-S-soy... -Intento no trabarme con mis palabras, mientras que siento la mirada abrasiva de Ezarel queriendo gritarme no demasiado lejos- L-lo lamento. No puedo vestirlas. Soy alérgico al oro.
-Que eres... -Parece que mi respuesta le confunde- Que eres qué, ¿perdona? No... No puedes alérgico a... -Se corta con una risa- ¡La gente no es alérgica al oro!
Por favor dime que mi estúpida alergia no va a ser lo que cause un accidente internacional. Por favor. Prometo cometer seppuku para arreglar mis errores si se da el caso, pero por favor.
-Eso no es... -Se lleva una mano a la cara, casi con desesperación- El oro puro no produce reacción alérgica... Has debido sufrir los efectos de alguna aleación, por supuesto, pero es imposible que...
-Khash -La voz profunda de Harim le llama-. Las patologías médicas del extranjero pueden esperar. Tenemos otros asuntos más importantes en nuestras manos.
-S-sí, supongo... -Aún parece trastornade por mi alergia. Lo siento. Siento haber nacido así. De mi padre he heredado todo lo malo...
Carraspea levemente.
-Bien... -Ahora habla finalmente poniéndose en pie, y Harim le sigue cuando comienza a bajar las escaleras hacia nosotros- Ahora que vosotros tenéis una apariencia más presentable y yo estoy algo más complacide por vuestra presencia después de vuestra humilde disculpa, quizá podamos llegar a tener una conversación más productiva, si es que tal vez hayáis recuperado el don de la verbalidad... -Sus propias palabras parecen hacerle gracia- El bueno de Harim ha sido tan amable de contarme su propia versión de los hechos. Veréis, desde el momento en el que arribasteis en Port Huaria le pedí que mantuviera un ojo puesto sobre vosotros... Es tan diligente, ocupa bien su puesto, desde luego -Le lanza a Harim una mirada casi enamorada, pero al otro parece que no podría importarle menos. Ante el rechazo, Khash hace un gesto resignado antes de volver a mirarnos a nosotros-. En fin... Apenas he tenido tiempo para reflexionar sobre cómo lidiar con esta situación, verdaderamente, pero he decidido hacer, ¡una vez más!, un ejercicio de fe y pensar que debe haber algo de bondad en vosotros. Aunque sea, tenemos una enemiga común, y eso me interesa. Decidme, aquella mujer malvada y horrible, ¿podríais decirme cómo se hace llamar ahora?
-Naytili -Nevra es el que responde sin dudar ni un segundo, sin que la identidad de a quién se refiere sea ningún tipo de incógnita-. Es una enemiga de la Guardia... Es nuestro objetivo acabar con ella.
-Anda, ¿sí? -Al oír esas palabras, una sonrisa satisfecha se esparce en el rostro de Khash- Quién lo diría, pues no fue la Guardia la que tan fieramente la defendió cuando yo traté de hacer lo mismo veinte años atrás.
Sus palabras levantan la sorpresa en nosotros. Especialmente en Nevra, cuyo cuerpo se tensa de inmediato al oír esas palabras. A mí también me hacen pensar. Veinte años... ¿Fue eso lo que causó el problema entre la Guardia y la Ciudad de Oro?
-Desconocemos qué fue lo que pasó hace veinte años... -Leiftan interviene ahora- Pero estaríamos interesados en averiguarlo, para poder... Solventar nuestras diferencias, si fuera posible.
-Por supuesto que sí -La sonrisa de Khash se hace aún más radiante-. Os contaré la historia, si así lo deseáis... Pero no será aquí, no... -Comienza a andar, directamente hacia nosotros, y Ezarel y Nevra (al que le cuesta reaccionar por un segundo) tienen que apartarse para dejar que pase entre ellos- Seguidme. Hablemos en una habitación en la que todos nosotros estemos en igualdad de condiciones...
Erika le sigue sin pensárselo un segundo, y detrás de ella va Leiftan... Y después de Leiftan el resto, vaya. Salimos de la habitación siguiendo a Khash (que en cuanto pone un pie fuera comienza a ser seguide por los dos guardias que custodiaban la puerta) y Harim se mantiene detrás de nosotros vigilándonos con ojos atentos.
Pasamos por una serie de pasillos decorados con tapices y otros elementos decorativos que posiblemente tengan más valor que presupuesto tiene la Guardia de Eel, hasta que Khash nos guía a una habitación cerrada por dos puertas rojizas y doradas que los dos guardias abren para elle, quedándose fuera para cerrar y custodiar las puertas una vez todos entramos al interior. Dentro, es Harim el que se queda frente a la puerta, con manos cruzadas a la espalda y expresión seria mirando al frente.
En el interior hay una mesa baja de algún material que debe ser el equivalente eldaryano al marfil que se encuentra rodeada de todo tipo de asientos mullidos y cojines para sentarse. Khash inmediatamente va a ellos, colocándose de tal forma que “preside” la mesa (aunque por su forma octogonal es, bueno, difícil de decir cuál es el puesto que preside), mientras que el resto nos acomodamos en los asientos libres, con todo el mundo procurando quedarse a una distancia considerable de elle.
-Veamos, veamos, Naytili... -Comienza a hablar, apoyade con un codo sobre el respaldo del asiento y una sonrisa falsamente agradable en el rostro- Qué decir de semejante víbora. He conocido a gente mezquina y desagradable, a mucha; y he visto en el desierto criaturas de todo tipo, agresivas y malintencionadas... Pero nunca, nunca en mi vida he tenido la desgracia de sufrir a nadie como esa mujer.
-La Guardia ha tenido también el... honor, de sufrir sus virtudes -Leiftan habla entre suspiros-. Esto fue tiempo antes de que ninguno de nosotros se hubiera alistado en ella, por lo que nos es imposible desconocer la historia completa, pero Naytili consiguió escalar, a base de la traición y la violencia, el escalafón de la Guardia y convertirse en una Líder... Fueron tiempos oscuros. Afortunadamente, gracias al esfuerzo de nuestro compañero Nevra, logramos purgar a la Guardia de la influencia de aquella malvada mujer.
-Interesante -Khash le dirige una mirada a Nevra, que ha pegado un respingo al oír su nombre ser pronunciado. Juraría que no le gusta demasiado cuando la gente menciona su historia con Naytili-. Quizá puedas ayudarme a mí entonces también, Nevra. Y a la Guardia de Eel.
-Por supuesto -Él consigue disimular su incomodidad lo suficiente como para hablar sin que le tiemble la voz, aunque noto perfectamente la tensión en sus palabras-. Podemos... Ayudarnos mutuamente, quizá -Sus palabras despiertan una risa en Khash.
-Quizá, quizá... -Se frota la barbilla en tono pensativo- Bien, dejadme contaros la historia, sobre cómo esta mujer consiguió ganarse mi odio, proeza que pocos han conseguido, y empañar las relaciones de nuestros dos territorios...
El tono de su voz cambia a uno ligeramente más grave y serio. Su sonrisa también cae, de esa aparente amabilidad a una que resulta casi siniestra, con un tinte de amenaza en la curvatura de la misma.
-Naytili nació aquí, en las calles de mi Ciudad de Oro, en un desafortunado encuentro. Su madre era una prostituta de algún burdel escondido entre las sombras de los edificios más altos, lo que hizo que su nacimiento fuera claramente desafortunado para la pobre mujer. Fue criada en aquel burdel, y de ese modo creciendo sólo conoció las facetas más oscuras de las personas; aquellos que se dejan dominar por su lujuria, aquellos que dejan que el alcohol y los narcóticos nublen su mente, aquellos que, en brotes de ira, no tienen reparo en emplear la violencia para conseguir lo que desean... Podéis criticarme, si queréis, por hablar con tanta imprudencia sobre los crímenes que asolan las calles oscuras de mi ciudad; y os diré la única explicación posible: ni con todo el poder que ostento me atrevo a imaginar siquiera el ser capaz de limpiar de ponzoña no sólo mis calles, sino el corazón de todos mis conciudadanos, que es de donde nacen todas estas maldades. Hay pocas cosas que el poder y el dinero no pueden arreglar, pero esta es una de ellas: la oscuridad seguirá siempre siendo oscura, incorregible, porque no obedece a las mismas leyes que yo o vosotros hemos impuesto con el valor ficticio del oro.
>>Volviendo a la historia de nuestra buena amiga, ella creció con tres posibilidades claras frente a ella de cara al futuro: Seguir los pasos de su madre y vender su cuerpo por el placer de otros; negarse a ello y salir a la calle, arriesgándose a un destino peor a manos de los esclavistas o cualquier pillo armado con un cuchillo; o morirse de hambre. Valorando las tres opciones, os imaginaréis cuál es, teniendo en cuenta las circunstancias, la opción más... segura, incluso si sé que a todos nosotros nos puede causar un escalofrío pensar en vernos en una situación similar.
>>Con esas opciones limitadas, Naytili se vio obligada a seguir los pasos de su madre a... Una corta edad. A día de hoy cualquiera cuestionaría quién quisiera acostarse con una mujer tan horripilante y, creedme, por aquel entonces también era una pregunta que la gente se hacía en voz alta... Pero por motivos distintos a los que nosotros tenemos para ello, pues Naytili... Ah, Naytili. Había un rumor muy curioso sobre ella. Varios, realmente, una serie de historias que resultarían escalofriantes sobre cualquier persona, pero especialmente aterradores siendo sobre una niña tan joven.
>>Se decía que esta mujer... Esta niña, en aquel entonces, realmente...
Su mirada se levanta, fijándose directamente en la figura de Leiftan sentado directamente frente a elle; sus ojos relucen con un brillo peligroso y amenazante, y el tiempo parece congelarse por completo por un instante.
-Que por las venas de Naytili corre sangre de daemon.
Un escalofrío recorre mi espalda.
No sé si será por la intensidad de su mirada, por el tono de su voz, o si será por alguna tercera razón. Pero algo en todo esto hace que en mi corazón crezca el miedo por unos instantes.
Daemon.
Por supuesto que he escuchado hablar de ellos, después de estudiar la historia de Eldarya. Aquellos que se negaron a participar en el Sacrificio Azul, condenando a este mundo a estar incompleto. Aquellos que desaparecieron... Sin que nadie sepa cómo, sin dejar rastro. Hay quién dice que fueron el resto de faeries, enfadados por lo ocurrido durante el Sacrificio, los que les hicieron “desaparecer”. Otros sugieren que fueron ellos mismos los que se mataron entre sí. La verdad no está clara, nadie la conoce.
Acompañando a estos textos hay siempre mil historias horribles sobre lo malévolos que son los daemon. Dejando que su vida se guíe por el pecado, criaturas terribles incapaces de sentir amor o empatía... Una descripción así coincidiría, desde luego, con Naytili.
-Pero eso es imposible.
La voz de Ezarel nos devuelve a todos a la realidad. A casi todos, creo, porque Leiftan aún sigue en shock, a juzgar por la palidez de su rostro y la expresión de su cara. Si a mí ya me ha producido miedo sólo escuchar la palabra, no puedo imaginar cómo debe de sentirse alguien nativo de este mundo... Especialmente Leiftan, que tanto interés parece tener por la Historia Prohibida y las artes oscuras, donde deben de describirse con mucho más detalle los horrores de estas criaturas.
-Los daemons están extintos -Ezarel continúa hablando, con el ceño fruncido-. Es imposible q-
-Los dragones están extintos también -Khash responde recostándose contra su asiento, con una postura mucho más relajada que la que tenemos el resto. Dirige su mirada a Valkyon con un gesto de obviedad.
El aludido reacciona a ello con un pequeño respingo, como si eso le hiciera salir de sus propias ensoñaciones. Me suena haber leído algo sobre eso también, sobre cómo... Los dragones y daemons eran enemigos a muerte, o algo.
-Pero ahí tenemos prueba viviente de que eso no es cierto... -Los ojos dorados de Khash se fijan en los de Valkyon, que tienen el mismo color, antes de descender por él observando el resto de su anatomía. Valkyon no parece demasiado contento por el examen visual, a juzgar por cómo se cruza de brazos.
-Pero tú misme has dicho que era un rumor -Ezarel continúa hablando-. No tienes pruebas sobre las que respaldarte, ¿o me equivoco?
-Cierto, todo eran historias y rumores inventados... -Le da la razón asintiendo con la cabeza- Pero yo decidí creerlos.
>>Veréis, Naytili no aportó resultados satisfactorios en su profesión. No pasó mucho tiempo hasta que hubo un... accidente. Uno que causó un gran revuelo, cuando se descubrió que el hijo de una cierta figura prominente en esta ciudad no sólo visitaba esos inapropiados lares, sino que buscaba satisfacer sus oscuridades con... -Su rostro refleja una ira aterradora por un momento, pero consigue apaciguarse un poco, lo suficiente como para que en su lugar su rostro sólo muestre una expresión del más puro desprecio que he visto nunca- Niños.
Y cómo pronuncia esa palabra me hace saber que considera ese crimen mucho más terrible que cualquier acto que haya podido cometer la propia Naytili. Y lo entiendo, porque es un terror mucho más real que la existencia de un daemon, o que cualquier otro monstruo. No hay nada más aterrador que aquel que se aprovecha del que no puede defenderse, especialmente de... De niños. Que deberían ser inocentes y felices, y no deberían sufrir mal alguno.
La idea es simplemente repulsiva e, incluso pensando en Naytili, y en lo terrible que es esa mujer, y en las ganas que tengo de que sufra la más horrible de las muertes, siento una verdadera lástima por ella si ha tenido que sufrir algo así.
Quizá esté pensando, también, en la cantidad de desconocidos, mucho mayores que yo, que fueron a recogerme a la salida del colegio los viernes, sin que yo supiera quién eran siquiera, sólo porque a alguien le pareció que era gracioso hacerse pasar por mí y ofrecerle mi... compañía, a aquel que la quisiera.
Siento que mi corazón se hunde al pensar en ello, y de repente tengo frío a pesar del calor de Elsur. Abrazándome a mí mismo, ligeramente encogido, simplemente escucho en silencio el resto de la historia.
-El “accidentado” recibió a manos de Naytili el destino que se merecía -Khash continúa la narración-. Su padre quedó muy enfurecido por ello, por supuesto, y llevó a Naytili frente a la justicia para que recibiera un castigo por lo que había hecho... A cambio de la vida de su hijo, Naytili debía ofrecerle su vida a él. Bien fuera derramando su sangre como había hecho con su agresor; o bien fuera condenándose a sí misma a una vida de servidumbre y esclavitud a manos de aquel individuo.
>>La cosa es, que el incidente había causado suficiente revuelo como para que todo el asunto llegara a mis oídos. Una historia terrible, sí, pero también curiosa para mí... Teniendo en cuenta los rumores que existían sobre la naturaleza de aquella niña, cuya ascendencia podría ser, ¡daemónica! Por supuesto que me interesé en ello. Y, desafortunadamente para aquel individuo que había pedido la cabeza de Naytili... En la Ciudad de Oro, mi palabra es la ley. YO soy la justicia. Y fui yo quién decidió el destino de la joven Naytili...
Su postura vuelve a relajarse. La expresión en su rostro muestra ahora una sonrisa arrogante, en lugar de la cólera helada de antes.
-Decreté que, de ese punto en adelante, Naytili formaría parte de mi harem personal.
Hay más de un sonido de sorpresa en nuestro grupo cuando dice eso. Mis labios están sellados de modo que no digo nada, pero tengo la misma pregunta en la mente que el resto de mis compañeros.
-... A pesar de que has indicado lo mucho que aborreces ese tipo de prácticas -Alessa habla con dureza. Parece que se le ha pasado el miedo a que le degollen... O que esto es mucho más importante.
-Sé que desde el punto de vista de alguien ajeno, mis intenciones pueden parecer perversas... -Khash niega con la cabeza, agitando levemente su pelo con el gesto- Pero puedo aseguraros que no es así. Dejad que os explique, extranjeros, algunas diferencias entre nuestras culturas. Para empezar, de mí debéis saber dos cosas; la primera de ellas, que aquellos de mi linaje fueron bendecidos hace mucho tiempo con una vida extraordinariamente longeva. Yo aún soy joven, y no hace tanto tiempo que heredé de mi padre todas sus riquezas, pero dentro de cien, doscientos, trescientos años, la diferencia de edad que habrá entre mí y mis cónyuges será mucho mayor que la que existe entre mi edad actual y la de Naytili. La segunda noción que debéis conocer es, precisamente, lo mucho que adoro expandir mi harem. Vosotros y yo no entendemos la unión conyugal de la misma forma. Para mí, el matrimonio es muchas cosas, no sólo una muestra de amor. Por supuesto, adoro a todas y cada una de mis parejas, pero no en la forma tradicional en la que se ama a un compañero de por vida, salvo en contadas excepciones de aquellos que verdaderamente han conseguido cautivar mi corazón... ¡Harim, estoy hablando de ti!
...
...
...
-Si sólo pudiera al menos fingir que me aprecia tanto como le aprecio a él... -Hace un gesto de decepción aparente al no obtener ninguna reacción por parte de su amado- Bueno. Las relaciones que tengo con los miembros de mi harem son cada una distinta, pero ninguna de ellas simple. Algunos son simplemente personas a las que considero atractivas y por ello decidí cortejarlas; otras son razas inusuales de faéricos que he querido añadir a mi “colección”, si queréis llamarla así, y es el caso de mi querida Sara a la cual creo que ya habéis conocido; otras personas... He tomado un interés particular en ellas, o simplemente he querido acogerlas bajo mi techo a modo de caridad, o de protección. Por supuesto, no penséis que voy a forzar a nadie a casarse conmigo, ¡para nada! La decisión es siempre suya, y más de alguno ha rechazado mis propuestas, desde luego. Pero aquel que me acepte y pase a formar parte de mi harem, sabe que, por larga que sea su vida, estará siempre bajo mi protección inmediata y vivirá siempre rodeado de lujos. Nunca le faltará la comida, dormirá todas las noches entre las sedas más cómodas, se le procurará al instante todo lo que quiera... A cambio, meramente, de permanecer aquí conmigo, en el Palacio del Oro. Ni siquiera tienen que amarme, son libres de no hacerlo si quieren, y si encuentran a otra persona a la que quieran entregarle su corazón, son libres de hacerlo con todas mis bendiciones... Con todo, siento que soy una pareja bastante permisiva, ¿no es así? -Nos enseña una sonrisa que, una vez más, está cargada de una arrogancia bastante consciente.
>>El caso es que, apiadándome de esa pobre criatura que estaba a punto de entregar su vida a un señor maloliente, y habiendo escuchado los rumores sobre su supuesta ascendencia, decidí proponerle que se instalara en el Palacio del Oro conmigo con la condición de que, cuando cumpliera su mayoría de edad, contrajera matrimonio conmigo... Un trato de lo más atractivo para ella, si se me permite decirlo. Y, por supuesto, ella lo aceptó y aquí vino, al Palacio del Oro, donde fue tratada con los mejores tratos que mi servicio pudo procurarle.
>>Limpié su cuerpo y lo adorné con las mejores vestimentas, llené su estómago vacío, le procuré la mejor educación que ella podía haber deseado e incluso le regalé ese fenrirsulfr suyo que lleva consigo a todas partes... Todo lo que esa mujer ha tenido en la vida... Me lo debe a mí, incluso su cuerpo... -Se ríe de forma cortante, y luego se echa hacia delante para dar un fuerte toque sobre la mesa con un dedo- Sin mí, Naytili no sería la mujer que es hoy.
>>Pero como entenderéis, algo debió salir mal. ¿Cómo decidió pagar esta mujer todos mis buenos tratos, mi benevolencia y caridad? Con nada más que traición y sangre.
>>Algunas noches antes de cuando debía producirse nuestro enlace, Naytili cometió la falta más grave con la que nadie me ha deshonrado nunca. Decidió mostrar su ingratitud huyendo de mí, del palacio, de la Ciudad de Oro... Yéndose, para siempre. Pero no es eso lo que me molesta, no; porque incluso hubiera podido entenderlo, hubiera podido dejarlo pasar...
>>Antes de irse, decidió atacar a mi harem. Se atrevió a derramar sangre dentro de las paredes de mi propio palacio, y muchos perdieron su vida aquella noche: miembros de mi harem, guardias del palacio, incluso ciudadanos inocentes de la Ciudad de Oro que tuvieron la desgracia de estar en su camino durante su huida. Y puedo soportar muchas cosas, pero lo que no puedo permitir es que se ataque a mi gente. Soy le Gran Sulta de Elsur, Gobernante de la Ciudad de Oro, y no puedo permitir que una niñata ingrata se atreva a mancillarme de esta manera...
>>Por supuesto, movilicé a todas mis fuerzas para ir tras esta mujer horrible, pero la desgraciada supo cubrir sus huellas y tardamos en encontrarla... Para cuando lo hicimos, sin embargo, descubrimos que había ido a esconderse... No a otro lugar sino que a la Guardia de Eel, a la que le había jurado su lealtad.
>>Yo misme hice acto de presencia frente a las puertas de Eel, con mis mejores tropas, dispueste a llegar a una resolución pacífica. Lo único que quería era que se me devolviera a aquella mujer, para poder ajusticiarla como la justicia (que, una vez más, os recuerdo: soy yo) lo considerase apropiado. Y sin embargo... -En su rostro aparece una expresión de desprecio durante unos instantes- El que era el Líder de la Guardia entonces, el venerable Kaze, se negó a devolverme a aquella mujer. No sé qué patraña habría contado ella sobre mis crueldades, habiendo conseguido convencer a la Guardia de que ella había escapado de las garras de un matrimonio arreglado por une gobernante despótique y violente, pero desde luego la Guardia de tragó su historia y se negó siquiera a negociar conmigo... Y, podría... Podría haber decidido iniciar una guerra. Podría haber cogido a mis tropas, entrar en la Guardia a la fuerza y no salir de allí sin la cabeza de Naytili en mis manos, no importa cuánta sangre se derramase...
>>Pero decidí que, incluso con la intransigencia de la Guardia, no iba a ser yo quién iniciase las hostilidades. No valía la pena, a fin de cuentas, iniciar semejante conflicto con una de las mayores fuerzas de Eldarya sólo por aquella mujer. De modo que retiré a mi ejército y volvimos a casa, para que pudiera realizar los ritos funerarios de aquellos que se habían perdido en el ataque de Naytili sin tener que enterrar a nadie más.
>>Esa es la historia, Guardia de Eel. Así fue como decidisteis proteger a esta criminal, que más tarde os heriría a vosotros con el mismo veneno con el que me hirió a mí. Quizá ahora, con las manos quemadas, seáis capaces de entender que mi enfado no viene de una postura irracional, sino que tengo verdaderas razones para querer a esa mujer muerta... Y, espero, entendáis que la mejor forma de reparar nuestras relaciones es atacar juntos a este enemigo común que tenemos.
Hay unos instantes de silencio después de que termine su narración. En las caras de mis compañeros veo tensión, pero nadie se atreve a expresar nada en voz alta durante unos instantes, mientras la nueva información sobre Naytili se asienta.
-Gracias... Por contarnos esta historia -Finalmente, es Leiftan quién habla, aunque en su voz falta... Algo. No sabría decir el qué, pero es como si no estuviera hablando él, sino otra persona...-. Ahora que la conocemos, podemos... Llegar a una base de entendimiento mutuo.
-Eso es lo que estaba esperando... -Cambia su postura, cruzándose de piernas ahora mientras extiende sus brazos en el respaldo de su asiento- Veréis, no me ha gustado nada ver a la Guardia de Eel entrando en mi territorio sin permiso, desde luego que no, pero sé aprovechar una oportunidad cuando la veo... Y parecéis verdaderamente arrepentidos con vuestra ofensa, de modo que quizá podamos llegar a algún tipo de acuerdo... Yo ya me había resignado a la idea de que Naytili iba, muy desafortunadamente, a escaparse de mis manos gracias a la protección de la Guardia, pero viendo que ha perdido esta... Y teniendo en cuenta que, de hecho, es la Guardia quién la persigue ahora, ¿por qué no dejar atrás nuestro pasado turbulento, hm? Tengo dos peticiones para vosotros, Guardia de Eel. La primera de ellas, estoy segure de que no tendréis problema en aceptarla...
Se inclina hacia adelante, juntando sus manos en el gesto. Una vez más, su mirada tiene un aire peligroso cuando nos examina.
-Traed ante mí a Naytili. Viva o muerta, me da igual. Traédmela, y todos nuestros conflictos pasados quedarán resueltos, y obtendréis de mi parte una sustanciosa recompensa. Nuestras relaciones estarán restauradas y la Guardia de Eel tendrá completo pasaje en Elsur, podréis venir a nuestras tierras a vender vuestros productos de igual manera que podréis comprar los nuestros, y de mis manos recibiréis todo el oro que podáis desear... A cambio, simplemente, de esa mujer.
Lo que dice suena muy bien para nosotros. Nuestro objetivo ya era capturar a Naytili y hacerla pagar por sus crímenes, pero elle parece tenerle incluso más ganas que nosotros, así que ponerla en sus manos desde luego nos asegura que Naytili va a estar... a buen recaudo. Todo beneficios. Y puedo imaginarme a Miiko salivando con todas las cosas que acaba de ofrecernos, especialmente con eso del oro...
Pero a pesar de eso...
Es fácil leer en el aire que muy pocos de los que estamos aquí están de acuerdo con aceptar esa... “petición”.
-¿Y la segunda? -Ezarel abre la boca de nuevo, cambiando él también su postura cuando se coloca completamente recto y con una pierna cruzada sobre la otra- Has dicho que eran dos peticiones.
-Ah, sí, por supuesto... -Echándose hacia atrás de nuevo, en sus labios se esparce una sonrisa tranquila- Mi segunda petición es también de lo más simple. Sé que vosotros habéis presentado ya vuestras disculpas pero, veréis, no es suficiente. Quiero saber que vuestro arrepentimiento es verdadero, y para eso, quién tiene que tomar la responsabilidad... -Levanta un dedo, señalando hacia... arriba- Es Miiko. Quiero que venga aquí, al Palacio del Oro, a presentar sus respetos y sus disculpas ante mí.
Miiko.
Que la mencione hace que de nuevo todo nuestro equipo se tense. Especialmente Valkyon, que no parece tomarse muy bien las palabras de Khash, y no puede impedir que su ceño se frunza con ellas. Parece que va a ir a decir algo, pero Leiftan alarga el brazo en su dirección, colocándole una mano en la rodilla y se adelanta a sus palabras posiblemente con otras de mayor prudencia.
-Lo lamento, pero no creo que eso esté dentro de nuestras posibilidades -Dice, en tono suave... pero inflexible-. Hay una razón por la cual Miiko no ha venido con nosotros, y eso es porque su lugar está en Eel. Ahora mismo, su cometido es el de defender tanto a la Guardia como al Gran Cristal de una posible agresión del que es nuestro enemigo. El más mínimo desliz podría causar consecuencias terribles para todo Eldarya. Es por eso que...
-Sé que he dicho que era una “petición”... -Khash le corta, interrumpiendo con algo de brusquedad las palabras de Leiftan- Pero eso es sólo porque trato de mostrar con vosotros la cortesía que no se me ha mostrado a mí. Para dejarlo claro: sois bienvenidos aquí, en mi palacio, hasta que yo diga lo contrario... Y pienso manteneros como mis invitados durante el tiempo que tome, hasta que vuestra Líder se presente aquí para disculparse por la osadía de la Guardia.
Lo que significa... Que no va a dejar que nos vayamos hasta que Miiko no venga a por nosotros.
Sirenas de alarma se disparan al escuchar eso, porque el asunto acaba de tomar una nueva dimensión. Si sólo fuera tener que hacer caso a sus exigencias, si sólo fuera tener que perseguir a Naytili (a pesar de lo que implica ello), es algo con lo que tendríamos que aguantarnos, como castigo por haber roto las cortesías. Pero... Según lo que acaba de decir, prácticamente puede decirse que nos va a usar como rehenes políticos para traer a Miiko a sus tierras. A su palacio. Abandonando Eel y su labor como Líder de Guardia. Lo cual realmente no es muy igualitario, y, bien, no soy un experto en política, pero hasta yo sé entender por dónde van los tiros cuando fuerzas a un líder extranjero a ir a tu casa y pedirte disculpas de rodillas en el suelo.
-Tengo la sensación de que requerís de un tiempo para deliberar mis peticiones... Incluso si yo considero que son de lo más simples -Esgrime una sonrisa satisfecha al decir eso-. Puedo dejaros a solas, si así lo queréis, para que discutáis entre vosotros la decisión que querréis tomar... Pensadlo con calma, sin problemas. Tenéis todo el tiempo del mundo para hacerlo, a fin de cuentas... -Con un gesto de muñeca, levanta su mano en el aire- ¡Harim! Escolta a nuestros invitados a la Casa del León, si fueras tan amable. Espero que esta haya sido ya adecuada para ellos, pero házmelo saber si requieren de cualquier otra atención que podamos proporcionarles...
-Por supuesto, Khash -La voz de Harim se escucha detrás de nosotros. Me giro levemente para verle asintiendo frente a la puerta, antes de girarse a ella y abrirla-. Guarida de Eel, por favor, seguidme...
-¿Y si no queremos seguirle? -Ezarel habla sin girarse hacia Harim, mirando a Khash sin inmutarse con nada, pero con unos ojos a los que les falta poco para empezar a lanzar fuego- ¿Qué ocurre entonces?
-Tenéis libertad para deambular por el palacio a vuestro gusto -Esa es la respuesta de Khash-. Me temo que no puedo dejaros ir más lejos, puesto que incluso las calles de mi querida Ciudad de Oro pueden ser peligrosas, especialmente para extranjeros poco habituados a sus costumbres... De modo que tendré que pediros que no abandonéis el palacio. En su interior, sin embargo, sois libres de hacer como os plazca.
-Bien -Diciendo eso, Ezarel se levanta. Un poco confundidos, el resto le seguimos, todavía sin saber si es para irnos de la habitación o si es que nos vamos a lanzar todos a intentar estrangular a Khash antes de que Harim nos haga pedacitos con su cimitarra-. Muchas gracias. No dudo de que nos veremos en breve para terminar de cerrar nuestro acuerdo.
-Como he dicho, tomaos el tiempo que consideréis oportuno... -Khash aún mantiene la sonrisa en su rostro- Yo esperaré con paciencia.
-Bueno es saberlo -La sonrisa de Ezarel, aunque radiante, parece igual de afilada que el filo de una espada.
Gira sobre sí mismo de la forma más dramática posible, haciendo que con ello tanto sus ropas como su pelo hagan el mismo movimiento dramático con él, y luego se dirige con paso firme y recto en dirección a la salida de la habitación. Todos nos quedamos un poco confundidos con la actitud del elfo, juraría, pero nadie dice nada y simplemente le seguimos, y no sé si esto es apropiado o no pero a mí se me escapa el gesto de hacer una escueta reverencia en dirección a Khash antes de que nos vayamos.
Es Harim una vez más nuestro guía, paseándonos por corredores que ya empiezan a ser familiares en dirección a la Casa del León, como la última vez que nos hizo de guía. El paseo se me hace más corto que antes, y llegamos frente a las puertas adornadas con leones sin mayor problema. Él las abre para nosotros y nos deja entrar, cosa que hacemos en fila, siguiendo a un muy obviamente irritado Ezarel que lo primero que hace es ir a sentarse sobre el sofá central del salón sin decir ni una sola palabra. La habitación ha cambiado un poco: los cojines que antes hemos desordenado están ahora recogidos, sobre la mesa hay un cuenco con fruta que tiene bastante buena pinta, y en el aire puedo oler algún tipo de incienso siendo quemado...
-El servicio debería haber terminado de adecuar la casa para vosotros -Harim habla con tono firme una vez hemos pasado todos, entrando con nosotros-. Os rogaría que por favor reviséis las habitaciones del piso superior y nos notifiquéis de si requerís de algo que hayamos pasado por alto. Igualmente, si podemos serviros cualquier cosa, no dudéis en decirlo: podemos ofreceros fruta fresca, cualquier tipo de alimento, dulces si lo deseáis, bebidas tanto con o sin alcohol y varios tipos de tabaco para los fumadores... Podéis hablar con cualquier miembro del servicio para ello, ya sea a los guardias o a los encargados de las labores domésticas, a los que reconoceréis por su uniforme. ¿Puedo ofreceros unas últimas palabras que dedicaros antes de dejaros a solas con vuestros pensamientos?
-Adelante -Nevra le mira arqueando la ceja al oírle decir eso.
Por primera vez desde que le conocemos, en el rostro de Harim aparece una gran, enorme y terriblemente sincera sonrisa.
-Estáis jodidos.
Esas son sus últimas palabras, que nos dejan a todos boquiabiertos, antes de salir por la puerta e irse. Quizá me lo imagine, pero juraría escuchar su risa al otro lado convirtiéndose con el tiempo en el chirrido de un ave.
Y nos quedamos, bueno. A solas con nuestros pensamientos.
Ezarel decide expresar los suyos en voz alta levantándose y gritando, empezando a pasearse por la habitación como un tigre enjaulado. O un león, quizá, porque estamos en la casa del... Huh, me pregunto si el nombre será ese porque es aquí donde encierran a los “invitados”... Como un león enjaulado... Eso explicaría por qué el león es en singular cuando hay dos leones en la puerta, supongo. Creo que le estoy dedicando a esto más pensamientos de los que debería, pero la intriga me carcome. No es el momento, Hiiro, Ezarel está teniendo un ataque de histeria.
-¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!
-Opino lo mismo -Nevra coincide con el elfo, que desata su furia a base de tirar cojines al aire que Erika va recogiendo tras él-. ¿Qué se supone que vamos a hacer? Miiko no puede abandonar Eel...
-Más que no poder abandonarlo, la cosa es que no deberíamos permitir que lo haga -Leiftan hace un gesto nervioso, mordiéndose el labio-. Pero imagino que no nos queda otra...
-Un problema a la vez -Valkyon interviene. Parece que la idea le gusta bastante poco, pero aún así se mantiene más sereno... Al menos más que Ezarel, que sigue gritando. Menudos pulmones-. Naytili. Qué hacemos con ella.
-¿Pensáis que es verdad lo que ha dicho de que puede tener sangre daemon? -Alessa hace la pregunta con tono intrigado, haciendo que su cola ondee- Soy más experto en dragones que en daemons, pero... Ahora que sabemos que los unos no están extintos, quizá...
-Preferiría no ponernos en ese supuesto, por ahora -Leiftan le corta-. Sabemos.. que Naytili es una persona horrible, daemon o no.
-Aunque eso explicaría algunas cosas -Nevra se cruza de brazos al hablar-. Su atracción por las artes oscuras, eso de que pueda corromper cristales... Y el hecho de que sea una enorme hija de puta, de forma metafórica y ahora sabemos que literal, todo se explica con ello. Desde luego, no siente ni amor ni empatía...
-Como un daemon -Completa Alessa.
-¿No se sabía en la Guardia de qué raza es Naytili? -Erika habla mientras masajea los hombros de Ezarel, que ya se ha cansado de gritar y ahora está sentado en el sofá reponiendo energías- Se supone que hay un registro de ello, ¿no?
-Nunca se supo exactamente su raza -Aclara Nevra-. Estaba marcada como “híbrida”. Igual que los faelinne como tú o Valkyon, también hay infinitas posibilidades de mezclas de sangre entre los faéricos, porque como es lógico no todo el mundo se empareja con alguien de su misma raza... Así que hay mucha gente que simplemente son mestizos, y a veces es difícil de decir cuáles son las razas “originales”, dependiendo de qué tan mezclada sea la sangre.
-Como el caso de Alessa -Cuando Valkyon dice su nombre, el mencionado casi pega un respingo-. Eras híbrido, ¿cierto?
-Ah, sí... -Eso parece haberle tomado por sorpresa- Mitad mentalista por parte materna, pero la otra parte es... -Se lo piensa por un instante, frunciendo el ceño- Incierta.
-Tiene sentido... -Erika hace una mueca, estirando los labios.
-Si se me permite intervenir... -Decido hablar, y veo que la atención recae en mí- Volviendo al asunto de Naytili. Lo siento si... -Mis ojos se posan en Nevra por un instante, pero luego dejo mi mirada caer al suelo- Lo siento si esto es insensible, porque sé que Naytili es una mala persona, pero no... No me ha gustado demasiado cómo ha hablado de ella, la verdad. Sé que es una amenaza, y que como mejor podría estar sería en prisión o ajusticiada, pero... -Frunzo el ceño- Hablaba de ella como si fuera algún tipo de posesión. Como si fuera algo que le pertenecía.
-Ese es el problema -Al oír eso, Ezarel parece volver a recuperar energía, y se levanta de un brinco-. Este tíe se piensa que puede comprar cualquier cosa, incluso la vida de las personas. ¿Habéis oído cómo hablaba de su harem? Está forzando a gente a casarse con elle y aún lo llama “benevolencia”.
-Por lo que ha dicho, tampoco les fuerza exactamente...
-Si la otra opción es convertirte en un esclavo o la muerte, ¿tienes realmente opción? -Soy yo el que responde a las palabras de Erika, y Ezarel me da la razón asintiendo. Parece que a los dos nos preocupa la misma parte del problema... Aunque haya muchas cosas de las que preocuparse, vaya- No quiero... Ir en contra de nadie, a lo mejor es simplemente que es otra cultura, pero a mí no me parece exactamente benevolente según lo ha planteado. Puedes elegir una vida sin preocupaciones, rodeado de lujos y de todo lo que quieras, o puedes ir a morirte de hambre al desierto. No hay mucha opción. Y... No me importa lo que le pase a Naytili, pero siento que no está bien... -Frunzo los labios- Participar en eso.
-Tampoco tenemos mucha opción nosotros mismos -Nevra frunce el ceño. Puedo decir que a él no le importa demasiado el destino de Naytili tampoco, o cómo la trate otra gente... Y, lo entiendo; pero por otra parte...-. Quiere a Naytili muerta. Nosotros también. Dos lovigis con la misma piedra. De las dos condiciones que nos ha puesto, juraría que esa es la que menos problema debería causarnos -Supongo que tiene razón en eso, pero...
-Agh, no puedo con esto ahora -Con paso acelerado, Ezarel se dirige hacia la puerta de la habitación-. Necesito aire fresco.
-¡Ezarel! -Valkyon le llama con tono casi indignado al ver que se va, pero Leiftan se coloca tras él para ponerle una mano en el hombro, lo que impide que pueda ir tras el elfo.
-Déjale ir -Eso dice, sus palabras acompañadas del sonido del portazo que pega Ezarel-. Es posible que sea mejor si le... Dejamos que se airee. Sabes que a Ezarel no le gusta sentirse atrapado.
No sé hasta qué punto será parte de la claustrofobia, pero Ezarel parece que odia todo lo que restrinja su libertad de movimiento en general, sea esto un concepto físico o de otro tipo... El palacio no es especialmente pequeño y tiene muchos lugares abiertos, pero es posible que la idea de estar encerrado dentro sin posibilidad de salir sea suficiente para alterarle.
De modo que dejamos que el elfo se vaya. La habitación parece perder energía sin él en su interior, y con algo de derrota hay gente que busca dónde ir a sentarse. Yo opto por quedarme de pie, echando una ojeada al interior de la habitación y su decoración mientras lo hago. Descubro de dónde viene el olor al ver una barra de incienso que arde en una intrincada escultura de oro que simula algún animal o familiar que no reconozco, que sostiene la barra entre una de sus patas. Acercarme tanto al humo me hace estornudar, pero procuro hacerlo lejos para no ser el toto que esparce toda la ceniza.
-¿No podemos votar a mano alzada sobre lo de Naytili? -Nevra habla después de un rato de silencio, tirado en el suelo con la cabeza apoyada en un puf que pretendía ser un asiento más que una almohada- Y así al menos nos quitamos eso de en medio.
-Si Miiko va a tener que venir, juraría que es mejor dejar esa decisión en sus manos -Responde Leiftan-. Ella es la Líder, a fin de cuentas. Lo que ella decida será lo que se haga... -Nevra tiene que conformarse con ello, pero suelta un gruñido indignado- Lo siento...
-¿Y qué vamos a hacer con Miiko entonces? -Cuestiona Alessa- ¿Es buena idea que venga?
-No se atrevería a hacerla daño, ¿no? -Valkyon, que es el único que se ha quedado de pie conmigo, también se muestra contrario a la idea.
-No creo... -Leiftan se lo piensa- Hacerle cualquier cosa a Miiko tendría repercusiones muy graves. No sólo se podría en contra de la Guardia de Eel, sino que tendría una respuesta inmediata por parte del Reino del Norte... porque a pesar de todo, sigue siendo la heredera al trono; y por parte de Feng Huang. Que Miiko y Huang Hua son amigas íntimas es un hecho conocido a lo largo y ancho de Eldarya.
-Así que no estaba peloteando cuando antes ha dicho que consideraba a Miiko la persona más poderosa de Eldarya, ¿no? -Leiftan niega con la cabeza ante la pregunta de Erika.
-Depende de cómo midas el “poder”, pero es innegable que Miiko tiene una enorme influencia. Su puesto en la Guardia fuerza que tenga hasta cierto punto relaciones diplomáticas con prácticamente todo Eldarya, quitando los que se oponen directamente a la Guardia; y si a eso le sumas su puesto en el Reino del Norte y su cercanía a Huang Hua... Es muy posible, sí, que Miiko tenga la mejor red de contactos en todo Eldarya.
-No es de extrañar que le preocupe tanto su imagen pública entonces... -Reflexiono en voz alta.
-Aunque eso no sirve de nada -Nevra gruñe-. ¿O nos hemos olvidado ya de Lund’Mulhingar? No sólo no nos recibió nadie, sino que no se nos dejó hablar con Ezael siquiera y tuvimos que estarnos escondiendo como criminales.
-La situación era un poco distinta entonces, porque pensaban que Ezarel había cometido un crimen muy grave.. -Leiftan suspira- Aunque entiendo tu postura. Igualmente, lo que puedo garantizar es que dudo que quiera invitar a Miiko para cotarle la cabeza... Primero, porque eso no queda muy bien a ojos internacionales, y segundo porque posiblemente haya formas más elegantes de matarlas, si eso es lo que verdaderamente quiere.
-Por lo que me ha parecido entender... -Una vez más, intervengo- Lo que Khash quiere es, más que nada, que la Guardia se arrepienta de haberse opuesto a elle... No tanto en forma de disculpa, sino a base de hacer que tenga que tragarse su orgullo. Obligar a Miiko a venir aquí a disculparse es... Algo bastante fuerte. Imagino que a ojos internacionales eso supone un cierto desmérito.
-Sea como sea, no podemos sacar a Miiko de Eel -Valkyon sigue oponiéndose a la idea-. No sólo por el desmérito o lo que sea, sino porque en el momento en el que ponga un pie fuera, El Titiritero va a atacar la Guardia, como pasó con Lund’Mulhingar. Ahora mismo sabe que estamos fuera, y después de lo que pasó con la biblioteca, que por cierto aún nos tenemos que poner al día de eso, posiblemente esté enfadado. A lo mejor ya ha atacado la Guardia y no nos hemos enterado ni siquiera...
-Será mejor que no nos pongamos en ese escenario... -Leiftan hace un gesto cansado- Por más vueltas que le demos, tengo la sensación de que realmente no nos va a quedar otra más que escribir a Miiko para que venga a rescatarnos.
-O podemos coger y escaparnos sin que nadie nos vea -Propone Nevra. Después de que su propuesta sea recibida con un silencio vacío, hace una mueca-. Ya. Vale. Idea estúpida, perdón por ser un Sombra.
-Quiero decir, a lo mejor tú te puedes transformar en murciélago e irte volando -Propone Erika.
-Y al resto nos matan en cuanto se den cuenta de que falta uno -Completa Alessa, con completo optimismo-.Estoy con Leiftan. Llamar a Miiko es la única opción que parece sensata ahora mismo. Incluso aunque no sea para que venga, deberíamos de hacerla consciente de nuestra situación... Habría que ponerse en contacto con Eel.
-En eso podemos estar de acuerdo -Valkyon asiente, conforme con la idea-. Leift, ¿haces tú los honores?
-Hmmm... -Se lo piensa- Realmente, antes de eso me gustaría saber qué opina Ezarel. Él es nuestro experto en diplomacia, a fin de cuentas.
-Pues -Erika finge un gesto de duda por un instante-, juraría que su opinión en el asunto es “¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!”, pero esa es la impresión que a mí me ha dado nada más.
-Esperemos a que vuelva -Después de sonreír con la tontería de Erika, Leiftan continúa-. Escuchemos si tiene algo más que añadir a nuestro debate y, con lo que sea, decidiremos qué hacer... Mientras tanto y, teniendo en cuenta que parece que vamos a pasar aquí un tiempo, deberíamos tratar de instalarnos y ponernos cómodos.
Es mejor que hacer nada, supongo. Valkyon en seguida se toma la sugerencia de Leiftan como una orden y decide subir a explorar las habitaciones, y yo le sigo. Siendo que evidentemente es una casa para invitados, en los dos pisos superiores no encontramos más que habitaciones. Varias de ellas están preparadas para tener invitados dentro, una para cada uno de los presentes, y todas son amplias y están llenas de todo tipo de lujos. Hasta nos han dejado una chocolatina encima de la almohada como en los hoteles, mira. Me pico un poco cuando Valkyon no me deja comérmela.
Hablando de comer, tengo un poco de hambre, así que cuando después de nuestra exploración volvemos al piso de abajo, decido ver qué si puedo comer algo del frutero, contando con que Valkyon no me prohiba comer de eso tampoco. Me llevo una decepción al comprobar que la fruta es fruta de Eldarya... Lo que significa que no va a hacer mucho para mí.
-Al menos te llenará el estómago -Objeta Leiftan, cuando expreso mi decepción en voz alta-. Este... entiendo que nos darán de comer en algún momento, pero por el momento puede servirte para aguantar.
-Supongo... -Resignado, cojo una fruta de color azul que no tengo muy claro qué es y no puedo evitar hacerle alguna que otra mueca.
-Es una peraguada -Leyendo mi confusión, Leiftan se apresura a explicar-. Son frutas muy jugosas cargadas de agua, por lo que son altamente codiciadas por aquellos que quieren viajar a través del desierto. Aquí son un producto de lujo... Por lo que vi en Port Huaria, se venden muy caras.
-Hay personas que las llaman “peras del desierto” -Alessa se une a la explicación, sentado junto a una ventana al fondo de la sala-, o “desperas”, para acortar. Un nombre que ni pintado, porque cuando estás en mitad del desierto muerto de sed, a veces uno puede estar desesperado por una de ellas...
Mientras que Alessa se esfuerza en suplantar el puesto de Ezarel como payaso oficial de la Guardia, mordisqueo la peraguada, sorprendiéndome un poco al darme cuenta de que efectivamente tiene bastante jugo dentro... Buaj, me voy a pringar seguro... Hm, al menos no está mala. No tan dulce como una pera normal, pero casi que lo agradezco.
-¿Entiendo que no hay ni rastro de nuestras cosas, no? -Pregunta Leiftan, también decidiendo ignorar abiertamente a Alessa. Valkyon niega con la cabeza.
Esperaba que hubieran tenido la amabilidad de al menos dejar nuestras mochilas en algún lugar, aunque hayan confiscado nuestras armas, pero... No ha habido suerte. Eso me molesta un poco y luego tendré que hablar con alguien porque en mi mochila están mis medicinas, y por lo que me ha avisado Alessa no es buena idea dejar de tomarlas de repente. Tuvo que negociar él con Harim que me hayan dejado tomarlas durante estos días de viaje, pero acabaron por aceptar, así que entiendo que me devolverán mis pastillas si les explico la situación...
En lo que me termino la peraguada, Nevra y Erika aparecen desde las escaleras que vienen al sótano. Los dos se dirigen directamente hacia mí, con una sonrisa en la cara, y Erika me coloca ambas manos en los hombros. La miro bastante confundido con media pera todavía en la boca.
-Hiiro.
-¿...? -Erika si te respondo ahora mismo te voy a llenar la cara de pera, no me hagas hablar.
-¡Ha llegado tu momento!
-¿¿?? -Qué está pasando, qué... Miro a Nevra con mucha confusión, esperando que él pueda aclararme algo. Su sonrisa es más radiante que la de Erika todavía.
-Hay una piscina en el sótano.
QUE HAY QUÉ EN DÓNDE QUÉ, ¿¡QUÉ!?
-¡Tienen baños como en los que hemos estado! -Explica Erika, zarandeándome ligeramente cuando lo hace- ¡Y tienen una piscina! ¡Para NADAR, Hiiro!
Inmediatamente trago lo que me queda de pera, casi atragantándome con ella.
-¿P-puedo verla? -Pregunto, sintiéndome emocionado ante la perspectiva de una PISCINA, incluso con las circunstancias en las que estamos.
Erika tira de mí para arrastrarme escaleras abajo, mientras que Nevra se coloca a mi espalda y me empuja, y entre los dos me desplazan hacia el sótano. En el piso inferior vemos una sala llena de azulejo similar a la que había a la entrada de los baños, y de ella salen dos puertas... Una de ellas imagino que lleva a los baños en sí, que supongo que serán similares a los que hemos usado antes, mientras que la otra, aquella en cuya dirección soy forzado a ir, lleva a una amplia sala que tiene una...
Oh. Una piscina. Es... E-es una piscina de verdad, como las del mundo humano... Casi. Echo de menos el olor a cloro en el aire, pero quitando eso, es una piscina normal y corriente. Será extraño pero, en todo el tiempo que he estado en Eldarya, desde luego no he visto una sola piscina... Así que esto me hace muy, muy feliz.
-Enhorabuena, chico sardina -Erika se medio burla de mí cuando me acerco al borde de la piscina para ver el agua de cerca-. Tus sueños se han vuelto realidad... ¿Vas a darte un baño?
-Um... -Me lo pienso- No... Bueno, me gustaría, pero... Tampoco tengo bañador, así que...
-Seguro que si pedimos uno te lo dan...
¿Quizá? Preguntar no duele, imagino. Vuelvo a levantarme, a punto de pedir que por favor me saquen de aquí antes de que me lance de cabeza a la piscina, pero cuando me giro me doy cuenta de que Nevra me está mirando con una cara rara, casi como de... sorpresa... Le miro con algo de duda, pero al segundo le veo carraspear y rápidamente mirar a otro lado.
-Eh... -Se piensa sus palabras por un instante- Buscaremos la forma de que puedas bañarte, tranquilo. Quizá a alguno más nos apetezca también. Depende de cómo se desarrolle todo con Khash y sus peticiones.
Asiento. Entiendo que esto no son unas vacaciones, que es... Una situación bastante delicada, de hecho, y no sé si es buena idea distraerse con estas tonterías. Volvemos todos al piso de arriba, y Valkyon parece también algo curioso por la idea de una piscina... Aparentemente le gustó cuando en Memoria compartí con él mi rutina de entrenamiento de cuando nadaba, quizá podamos hacerla de nuevo si se da la ocasión.
Sin nada más que hacer, con la casa ya explorada, simplemente nos quedamos a la espera de que Ezarel vuelva a aparecer.
Y... esperamos.
Y seguimos esperando.
Y esperamos un rato más...
-Vale, o se ha perdido o ha conseguido enfadar a alguien y le han ejecutado -Después de un tiempo excesivo de espera, Nevra se pone en pie y se pone delante de todo el mundo junto a la entrada-. Creo que es hora de ir a buscar...
El sonido de unos toques en la puerta le interrumpe.
-¡Tic, tiquitoc, toc! -Y, con el ruido, se escucha de nuevo la voz de Sara. Por alguna razón, oírla me pone de buen humor- ¿Se pueeeede?
Nevra opta por abrir la puerta para ella esta vez, y Sara se lo agradece con una sonrisa cuando entra en la habitación, antes de echarnos un vistazo a todos.
-A ver a ver... Sip, estáis todos -Asiente para sí-. Decidme, ¿está todo a vuestro gusto? ¿Hay algo que pueda ofreceros?
-Dos cosas -Es Leift quién responde, con un tono inusualmente serio para él-. Primero, ¿qué ha sido de nuestras cosas? Tanto nuestras pertenencias personales como la ropa que dejamos en los baños.
-Vuestras pertenencias están, por el momento, en posesión de la Guardia Dorada, pero no debéis de preocuparos por ellas -Aunque habla con una sonrisa, su tono deja claro que no nos las van a devolver por el momento-. Con respecto a la ropa... Bien, después de vuestra travesía por el desierto, se encontraba en un estado... Hmmm, no muy agradable. La hemos mandado al servicio de lavandería, en cuanto vuelva a estar limpia se os devolverá, no os preocupéis por eso. Dicho eso, ¿espero que os gusten los atuendos que se os ha proporcionado? -No... No, la verdad es que no, y tengo un par de cosas que me gustaría decir al respecto pero no voy a poder decirlas sin morirme de vergüenza.
-La segunda cosa -Leiftan ignora esa pregunta-, has dicho que “estamos todos”, pero es mentira. Falta nuestro compañero elfo, Ezarel. No sabemos qué ha sido de él... ¿Dónde está?
-Hmmm... -Se lleva una mano a la mejilla, como si se lo tuviera que pensar- Vuestro compañero ha... Cometido una pequeña infracción dentro del palacio, me temo. Está siendo castigado por ello ahora mismo.
-¿¡Cómo!? -Erika se levanta de un salto al escuchar eso. No es la única que se sorprende, y tanto Valkyon como Nevra se tensan al oírlo. Leiftan se queda donde estaba, sentado en el sofá, pero su mirada parece amenazar a Sara con convertirla en polvo de un momento a otro.
-¿A qué te refieres con “castigado”, exactamente? -Su voz... No suena amable. No es hostil, pero no es amable.
-Nada sobre lo que debáis preocuparos -Asegura-. No es nuestra costumbre causar malestar a nuestros invitados, simplemente es una... -Hace un gesto incómodo, como si ella tampoco estuviera muy de acuerdo con sus propias palabras- Medida correccional. Todo se aclarará en breves, no os preocupéis...
-¿Qué es exactamente lo que ha hecho Ezarel? -Pregunta Valkyon.
-Una... -Parece que intenta contenerse, pero se le escapa el tirón de una sonrisa en los labios- Una travesura que desde luego no le ha gustado nada a su Sulta. Pero nada lo suficientemente grave como para despertar su ira. Aunque sería de agradecer que, de ahora en adelante, no permitáis que se repitan este tipo de acciones... -Leiftan va a ir a hablar de nuevo, pero antes de que pueda hacerlo Sara da una palmada- ¡Bueno! No hablemos más de esto; como os he indicado, todo se resolverá en breves. ¿Tenéis hambre? Khash ha expresado su deseo de comer con vosotros, las cocinas llevan hooooras preparando la comida más deliciosa que probaréis nunca... -En su sonrisa se intuye que no tenemos opción de rechazarla- ¡Acompañadme, por favor!
Pues nada... Movimiento de nuevo, una vez más. Somos escoltados por Sara otra vez por los pasillos del palacio. He de admitir que lo que ha dicho de la comida ha llamado mi atención... Como he expresado antes de engullir la peraguada, efectivamente tengo algo de hambre, e imagino que no debo ser el único porque el desayuno que hemos tomado, antes incluso del amanecer, ha sido escueto y escaso.
Llegamos a una habitación que debe ser un comedor muy formal, donde nos espera una mesa alargada, con la cubertería y vajilla ya puestas y con la cantidad de sillas perfectamente contadas para cada uno de nosotros... Y tres que nos sobran, por el momento, las tres que presiden un extremo de la mesa. Sara nos invita a sentarnos y eso es lo que hacemos, esperando pacientemente a que ocurra algo...
Que no tarda mucho en suceder. Después de un corto rato de espera, al otro lado de la habitación se abre una puerta y por ella entran Khash, escoltade por sus dos guardias, Harim y... Ezarel.
A nadie se le escapa que el elfo tiene las manos esposadas.
Leiftan se levanta de su silla inmediatamente, dando un golpe fuerte en la mesa que hace que los cubiertos salten y que todos los guardias en la habitación desenfunden sus armas y las blandan contra él.
-Soltadle inmediatamente -Su voz reverbera por la habitación con el sonido de un trueno.
Khash meramente levanta la mano, pero no dice nada. Le dirige una mirada de reojo a Ezarel, que hasta el momento estaba mirando al suelo y suelta aire antes de levantar la cabeza para mirar a Leiftan.
-Ni te molestes -Dice-. Me lo merezco.
-Sí que te lo mereces -Es el comentario de Khash-. Siéntate. Tú también, Leiftan.
Leiftan no se sienta. Ezarel sí, por el contrario, cuando uno de los guardas retira una silla para que pueda ponerse en ella, y Khash hace lo mismo después de que Harim le coloque la silla a elle, antes de colocarse él mismo en el asiento que queda libre a la derecha de Khash.
-Cuanto antes te sientes, antes daré la orden de liberar al elfo... -Khash habla con voz cantarina- Me ha parecido un castigo justo, junto a una buena regañina, por la falta que ha cometido. Créeme, si no hubiera sido uno de mis invitados... Ooh, la cosa habría terminado de forma muy distinta -Cuando Leiftan finalmente se sienta, con un gesto muy lento y aún sin quitarle los ojos de encima a Khash, elle dirige su mirada al apresado elfo-. ¿Querrás compartir con tus amigos tus heróicas andanzas, o prefieres que sea yo quién se las cuente?
-No creo que tengamos la misma versión de los hechos -Se excusa Ezarel. Sus manos se mantienen en su regazo, de forma que la cadena que las ata queda escondida bajo la tabla de la mesa.
-No, desde luego que no... -Khash hace un gesto exasperado. Con lo que parece que es irritación, cambia de postura en su silla- Vuestro compañero aquí ha decidido que sería una idea estupenda... -Suelta aire. En sus ojos dorados, con los que mira al elfo, aparece un enfado que realmente no parece tan peligroso, pero que se nota que le ha dejado moleste- Abrir todas y cada una de las pajareras del palacio.
En el silencio que causan sus palabras, ante el cual la mayoría sólo podemos reaccionar con sorpresa, sólo se escuchan el sonido de la mano de Nevra golpeando su frente y la carcajada que se le escapa a Harim.
-¡No te rías! -La osadía de Harim es castigada por un manotazo de Khash, pero el otro no parece molestarle en lo absoluto, porque sigue sonriendo a pesar del obvio enfado delle Sulta.
-Nuestra más sinceras disculpas... -Leiftan habla con un suspiro, parece que su enfado disipándose rápidamente. La situación es menos seria de lo que esperábamos y Ezarel no parece correr peligro, simplemente se ha llevado un castigo algo merecido por su travesura. A juzgar por las mejillas rojas del elfo, no son las esposas lo que más le molesta ahora mismo.
-Por favor, no dejáis de añadir cosas a la lista de disculpas... Agh -Khash hace un gesto irritado, como si le doliera la cabeza-. Harim lleva años intentando convencerme de que me deshiciera de las pajareras... Bien, enhorabuena, has conseguido que su deseo se cumpla de un plumazo... -Al escuchar esa última palabra, Harim vuelve a reír. Cuando Khash pilla la broma, pone los ojos en blanco- Eres terrible. Horrible. Te detesto.
-El sentimiento es mutuo, su Sulta -Harim dice sus palabras con una sonrisa satisfecha, mientras retira la servilleta que había en su sitio para colocarla sobre su regazo.
-Lo que sea -Khash habla ahora con resignación-. Procedamos a comer, tengo hambre. Que alguien libere al elfo... Tienes suerte de aún mantener tus manos para poder usar la cubertería -Mientras dice eso, uno de los guardias se acerca a Ezarel, que levanta las manos para que puedan abrir el cerrojo de sus esposas, y con eso ya es un hombre libre. Ah, si Lund’Mulhingar hubiera sido así de fácil...-. Disculpadme por no haber preguntado de antemano, ha sido un día atareado, ¿alguno de vosotros prefiere un menú vegetariano? -Se dirige a todos, pero sólo encuentra cabezas que niegan- ¿Alguna dieta que deba tenerse en cuenta? Como debéis saber ya, en Elsur la comida tiene un peculiar gusto picante, pero confío en que mis cocineros hayan adaptado el menú para todo el mundo... Y respecto al tema de las alergia..... aaas.... -Su mirada se posa en mí de repente y hace una mueca- Hm. Se me había olvidado... -Lanza una mirada hacia abajo y yo hago lo mismo, con la misma preocupación que elle al ver los cubiertos- Toda mi cubertería es de oro...
-¿... puedo usar palillos? -Propongo, y a punto estoy de disculparme por mi osadía y decir que no pasa nada que, total, de algo hay que morir, pero en cuanto digo eso su cara se ilumina de nuevo.
-¡Oh, perfecto! -Entusiasmade, hasta da una palmada- Tengo un juego de palillos de madera quemada de Fenghuang al que apenas doy uso, sí, por favor, que alguien vaya en su búsqueda para nuestro atópico amigo...
-Inmediatamente, su Sulta -Sara hace una reverencia y se deshace en polvo, posiblemente yéndose a por los palillos.
-Trata de pedirle a Adalric que aparezca si le ves, por favor -Pide Khash, antes de que la comesueños termine de desaparecer-. ¿Qué hay de la bebida? ¿Qué puedo ofreceros? Quizá sea aún muy temprano para nuestros licores más fuertes, pero...
A pesar de que el inicio de la comida y el asunto de Ezarel nos ha tenido algo tensos, Khash se esfuerza en hacernos sentir cómodos en la comida. Cuando la comida hace su aparición finalmente, el humor de todo el mundo mejora bastante. Hay todo tipo de manjares que sorprenden a muchos, porque parece que estas son comidas exóticas y especialidades propias de Elsur. Erika parece especialmente entusiasmada por la comida, y después de preguntar por el nombre de varias recetas, Khash le asegura que podrá tener una conversación con su jefe de cocina para poder intercambiar recetas. Aquellos que aceptan los licores exóticos también parecen muy satisfechos por ellos, así que imagino que serán de calidad (yo prefiero beber zumitos). Para los que nos gusta el picante, también tenemos para disfrutar, porque aunque en general la comida intenta ser para todo el mundo (a pesar de las muecas que Nevra y Erika hacen a ratos), también hay algunas cosas un poco más fuertes... Alessa puede estar contento.
Puedo decir que la pieza central de la comida es cuando, con los segundos, los camareros colocan delante de casi todo el mundo lo que parece ser algún tipo de carne bañada en... ¿o-oro? ¿Oro comestible? Me suena haber oído algo así en algunos restaurantes súper caros del mundo humano, pero...
-¿E-esto es comestible? -Pregunta Nevra, con cara de mucha sorpresa, mientras mira su plato como si nunca en su vida hubiera tenido comida delante.
-¡Por supuesto que lo es! -Khash parece más que satisfeche con la respuesta que su plato estrella ha despertado en los comensales. Todo el mundo parece más que impresionado, incluso Ezarel, que ha tenido que ver más comida pija en su vida- Por favor, disfrutad de esta experiencia de mi parte... Quizá pueda pareceros inusual, pero os aseguro que todo lo que se sirva en mi mesa es delicioso... ¿En qué otro lugar de Eldarya ibais a poder probar algo así, sino en la Ciudad de Oro? -Después de decir eso, con una gran sonrisa, vuelve a acordarse de mi existencia y juraría que veo el pánico en sus ojos por un segundo- Lo siento, verdaderamente lo siento, um, me encargaré personalmente de encontrar algo con lo compensar esto para ti...
-N-no hay problema -Tartamudeo un poco cuando me doy cuenta de que tengo alle Gran Sulta disculpándose conmigo porque soy alérgico a su comida-. C-con o sin oro, la comida está deliciosa...
Juraría que mi alergia le descoloca completamente, casi como si la temiera, aunque soy yo el que está aterrado de pegarme demasiado a una pared y que me salga un sarpullido. Como sea, mientras todo el mundo disfruta de su filetón bañado en oro (que, por las caras que veo, debe ser que está bastante rico y que no debe parecerse a la experiencia de comer papel albal que yo imaginaba), yo soy servido el menú vegetariano junto a Harim, que no incluye ni oro ni carne. Sigue estando delicioso, alguna verdura rellena con una pasta de algún tipo que trae consigo una explosión de sabores... Todo delicioso.
Aunque sigo prefiriendo la comida de mamá.
-He de decir... -Entremedias de la comida, Khash vuelve a hablar. Alguien (¿Nevra?) me arrea una patada por debajo de la mesa, y eso me hace levantar la cabeza y darme cuenta que, sorprendentemente, parece que... ¿m-me está hablando a mí?- Es... de lo más inusual encontrar a alguien con esa condición. Una alergia al oro... Nunca lo había visto en mi vida, de hecho, ¡jamás había oído hablar de ello! Es sorprendente... Pero según Harim, no es la única peculiaridad que tienes, ¿cierto? Cuéntame... -Con una sonrisa , se inclina hacia adelante en la mesa. Yo me tenso un poco ante la atención- ¿Cómo viene a ser que no tienes tatuajes para adornar tu piel?
-Um... -Esa es... una pregunta rara... AUCH NEVRA DEJA DE PEGARME PATADAS- E-eh, bueno, tengo... Un tatuaje, pero... -Frunzo el ceño.
-¿Ah? Harim dijo que no poseías aquellos propios de tu raza, sin embargo.
Harim dice muchas cosas. Le lanzo una mirada al hombre, que por su parte sí que está cubierto de tatuajes. Evidentemente no se ha pasado todo el viaje hasta aquí sin camiseta, pero incluso con la ropa que lleva puesta, una camisa bastante fina, se puden intuir las manchas oscuras de los tatuajes que adornan su piel... Y, bueno, algunos de ellos suben hasta lo alto de su pecho y también tiene la cara tatuada, así que esos no son difíciles de ver. Al ver la mirada que le dirijo, Deja su comida por un instante para dirigirme una mirada que parece casi indignada.
-¿Tratas de esconder tu origen? -Me pregunta- He visto tu transformación. Cualquiera que sea la condición que causara que te alejases de tu tribu, no has de temer mi rechazo. Me es completamente indiferente, pero me genera curiosidad el haber encontrado a un aignar sin las marcas de su tótem.
Quée...
-Hiiro no es un aignar -Ezarel interviene por mí, al ver la cara de tonto que se me queda-. Creo que ha habido alguna confusión.
-Le vi transformarse -Repite Harim.
-Era una transformación distinta -Ahora habla Nevra-. Producida a través de la alquimia, no de algo natural.
-Oh, eso es... aún muy interesante, sí -Khash se frota la barbilla en aire pensativo-. Lo lamento, Harim, parece que no será este el día en el que encontremos a otro de los tuyos... -Al otro no parece importarle tanto, sólo se encoge de hombros.
-¿Puedo preguntar qué es un “aignar”? -Erika hace la misma pregunta que yo tenía en mente pero que no me estaba atreviendo a hacer por cortesía.
-Por supuesto, Erika... -Khash mira en dirección a Harim, que de nuevo hace un gesto de indiferencia- Los aignar son moradores de las frías tierras del norte... Incluso más allá de las tierras de los kitsune en Gengaku. Tribus de fascinantes aignar, que siguen los designios del tótem al que adoran. Al nacer, cada uno de los aignar es bendecido con la guía de un espíritu animal, que marca su cuerpo con los tatuajes que podéis ver en la piel de mi compañero... Cada aignar es bendecido por un espíritu distinto, pero la influencia de este es muy clara. En el caso de Harim, bueno, su tótem es...
-Un águila marcial -Ezarel termina la frase casi entre dientes.
-Correcto -Y Khash sonríe.
-A Ezarel le gustan mucho los pájaros -Explica Erika.
-No me digas...
-Cuando vimos a Harim en el desierto se emocionó muchísimo -Ella sigue hablando, para la vergüenza de Ezarel que intenta esconderse de todo el mundo agachando la cabeza-. Pero es normal, porque es raro ver un pájaro del mundo humano, supongo. Ah, ¿se supone que estos “espíritus animales” son del mundo humano?
-Así es -Khash asiente-. La conexión entre el tótem y los aignar se estableció mucho antes de la creación de Eldarya.
Hmm... Empiezo a entenderlo. Cuando me vio medio transformado en gato, Harim debió pensarse que era un aignar como él. Desgraciadamente, no, sólo soy un humano aburrido.
-Aaaahh... -Erika se lo piensa- Bueno, a Hiiro y a mí también nos hizo ilusión verlo, la verdad. ¡Los dos venimos del mundo huma-AUCH.
Debe ser que Nevra le patea a ella también. A pesar de eso, ya se le ha escapado decir... Un pedazo de información importante. Los ojos de Khash refulgen con un brillo interesado al escuchar esas palabras, y tengo la sensación de que algo en su actitud parece cambiar.
-Qué... interesante. ¡Del mundo humano! -Da un golpecito con su tenedor en el plato, haciendo algo de ruido- De lo más peculiar, sí, sí... Parte de mí siempre ha querido visitarlo y conocer las tierras de mis ancestros pero, oh, dudo mucho de poder llegar a hacer eso en el futuro inmediato... -Una sonrisa se estira en su rostro- Es curioso, entonces. Venís del mundo humano pero, si no he entendido mal, tú eres... ah, ¿qué era? Una estrella, ¿cierto? ¿Qué significa eso?
-Este... -Erika se queda en blanco con eso. Con el voto de silencio que nos han impuesto a lo largo del viaje no hemos tenido oportunidad de hacernos muchas preguntas con respecto a todo lo que pasó en la biblioteca...- L-la verdad, no lo tengo muy claro. Hace, hmm... Poco que descubrí que era una estrella, y... La verdad es que estoy bastante confundida al respecto.
-Oh, pobre... -Con la mueca que hace, su lástima parece sincera- ¿Sabes qué? Quizá aquí podamos ayudarte. Adalric es tode un experte en... -Mira alrededor y luego hace una mueca- No ha aparecido.
-Lo siento... -Sara, que ha estado en una esquinita de pie junto a otros camareros, ayudando ocasionalmente a servir comida o retirar platos (y yo me siento mal por ellos porque llevan todo el rato mirándonos comer), suspira con cansancio- Le pedí que viniera, pero...
-No pasa nada, ya aparecerá... Tal vez -Khash pone los ojos en blanco. A su lado, Harim también hace un gesto que indica que no debe hacerle mucha gracia el amigue nebulose- Buscaré la forma en la que puedas hablar con elle, dulce Erika. Adalric es une amante de las estrellas... Si hay alguien en Eldarya con quién debas conversar para aprender del cielo nocturno, es con elle.
-¿Sí? Entonces quizá se lleve bien con Leift -Erika también sonríe y le lanza una miradita a su novio, que estaba medio distraído y al escuchar su nombre se endereza-. Él también es un experto en estrellas y constelaciones...
-Bu-bueno, yo no diría “experto”... -Parece avergonzado.
-No todo el mundo es capaz de... entender, a Adalric -Khash se dirige a Leiftan ahora-. Pero por favor, no te cortes en darle conversación. Sus palabras, aunque en ocasiones enigmáticas, siempre dan que pensar -Leiftan asiente-. Y ahora que hemos resuelto el misterio de la estrella... Aún hay uno de vosotros que me tiene llene de curiosidad.
Y ahora, sus ojos pasan a Valkyon. Él ha estado bastante entretenido con la comida (y no le culpo por ello), pero en seguida levanta la mirada a Khash y deja su comida tranquila.
-¿... sí? -Pregunta, en tono calmado. Khash sonríe con una inocencia casi infantil.
-Un pajarito me ha dicho... Que tú eres un dragón.
-Sí -Valkyon asiente, sin nada que esconder.
La sonrisa de Khash se hace aún más grande.
-Estupendo. Dime, ¿no te casarías conmigo?
El sonido de Nevra dejando caer sus cubiertos viene acompañado por el de Ezarel atragantándose y la exclamación de sorpresa de Erika. El resto también nos sorprendemos, por supuesto, especialmente Leiftan al que veo que ha entrado en un shock mudo. Valkyon debe encontrarse en un estado similar, porque mira a Khash completamente en blanco, con la confusión más turbulenta reflejada en sus ojos.
-Por supuesto, la oferta se extiende a todos vosotros, para el que quiera aceptarla... Excluyendo al elfo. Sois un grupo muy interesante, pero... -Con toda la calma del mundo coge su copa y se la lleva a los labios, dando un escueto sorbo- El dragón me interesa más que ninguno. Quiero decir, ¡un dragón! Oh, uno de los Reyes del Cielo. Valkyon, estaría encantade de poder tenerte como mi esposo, si quisieras aceptar mi propuesta...
-Um... -Valkyon sale de su estado de estupor, poniéndose tenso y carraspeando cuando lo hace- N... N-no estoy... E-eh, gracias, p-pero no puedo... aceptar la propuesta...
Sus últimas palabras son casi un susurro. Hay una parte en mi interior que al ver a Valkyon avergonzado por primera vez en ¿nunca? hace que me recorra un hormigueo, porque se me hace adorable y a la vez me divierte... Por otro lado, teniendo en cuenta toda la situación, casi me da miedo la que sea que pueda ser la respuesta de Khash al rechazo...
-Oh, vamos, no seas tímido -Eso es lo que dice, riéndose levemente antes de dar otro sorbo a su copa-. No tienes que tomar la decisión aquí y ahora. Tienes tiempo para pensártelo mientras permanezcáis en el palacio... La oferta está siempre abierta -Le dirige a Valkyon una sonrisa cálida-. Lo mismo para el resto, por supuesto. Mi harem está siempre listo para acomodar nuevos miembros... Y hay entre vosotros individuos bastante peculiares a los que me complacería poder desposar.
Se asegura de mirarnos uno a uno cuando dice eso... Salvo a Ezarel. Entiendo un poco la vergüenza de Valkyon cuando los ojos de Khash se fijan en mí... P-por supuesto que no tengo intención de casarme, ni con elle ni con nadie, pero la idea del matrimonio me genera esa extraña sensación de vergüenza que siento cuando veo a dos personas besarse en público. Sé que no pasa nada, pero me da vergüenza igual. Ay. No sé.
-Tendremos la oferta en cuenta, pero no creo que ninguno de nosotros esté pensando en casarse ahora mismo -Nevra es el que responde, en nombre de todos-. Tenemos... Otras tareas más urgentes delante de nosotros.
-Por supuesto, por supuesto... Pero pensáoslo, ¿de acuerdo? Tengo ganas de organizar una gran boda... Quién sabe, quizá hasta una unión pudiera ayudar a mejorar nuestras relaciones con Eel, ¿no?
Matrimonio... Hmmmph. No. Por ahora, no. Y menos con alguien a quién no conozco de nada.
Hay un cierto aire de incomodidad en la mesa después de esa conversación, pero este se disipa cuando, después de un tiempo, llegan los postres. Ezarel parece resucitar cuando una pila de todo tipo de dulces es puesta frente a él en la mesa, y el humor de todo el mundo mejora considerablemente... Salvo, tal vez, el de Khash, cuando comprueba que buena parte de los postres tienen oro comestible a forma de decoración de alguna manera u otra e, incapaz de mirarme a la cara, simplemente murmura una retahíla de “lo siento”, mientras que yo intento asegurarle que no pasa nada y me disculpo también.
Los dulces (los que puedo comer, al menos) están deliciosos. Tartas cremosas con una textura suave y melosa; porciones pequeñas de hojaldre con distintos rellenos y coberturas, algunas con cremas dulces y otros con merengues que se deshacen en la boca; bombones y chocolates que no empalagan a pesar de ser tan dulces y deliciosos... Tengo que contenerme para no pasarme comiendo, porque la comida ha sido ya bastante contundente, pero incluso llevando al límite mi estómago para postres me quedo con ganas de mal porque... Simplemente, está bueno. Todo.
-Ezarel, ¿estás llorando? -Le pregunta en un momento dado Nevra, mirando al elfo con cara de duda, viendo que el otro no deja de hacer el gesto de frotarse la cara.
-N-no. Cállate.
Es ahora donde normalmente empezarían a tirarse migas de pan mutuamente desde lados opuestos de la mesa, pero afortunadamente Nevra recuerda que deberíamos al menos guardar un mínimo de etiqueta delante delle Sulta y ningún proyectil comestible cruza el aire. En su lugar, la comida llega a su fin poco a poco, aún con los sonidos de gusto de Ezarel escuchándose de cuando en cuando. Es un poco raro.
Pero hasta el elfo termina por cansarse de comer (o, más bien, intuye que no es educado pasarse cinco horas comiendo tarta) y el postre finaliza, dejándonos a todos sin saber qué hacer o decir cuando los camareros comienzan a llevarse todos los platos y recoger la mesa.
-Ah, esa ha sido una comida deliciosa, sin duda -Dice Khash, aparentemente satisfeche. Echándose atrás en su silla, nos dedica a todos una amplia sonrisa-. Espero que a vosotros os lo haya resultado también.
-¡Desde luego! -Erika en seguida responde, también muy contenta por su parte- ¡Todo estaba riquísimo! Hay muchas cosas que no había comido nunca antes...
-Me alegro de saberlo -Khash asiente-. En lo que se alargue vuestra presencia en el Palacio del Oro, no debéis de preocuparos por el alimento... Para vosotros se prepararán los mejores manjares, no tengáis duda de ello... -Se echa ligeramente a un lado, inclinando un poco la cabeza- Decidme, ¿habéis decidido ya si atenderéis a mis peticiones?
Me parece escuchar, a lo lejos, el sonido de un cepo cerrándose en seco. Por un instante, incluso si no se me ha olvidado que no estamos entre amigos, me había olvidado completamente de... sus peticiones. Miiko.
Intercambiamos miradas entre nosotros. Yo pongo la mía en Leiftan, siendo que él ha sido un poco el que ha llevado las riendas de ese asunto. Los ojos de Leiftan están fijos en Ezarel, que le devuelve la mirada y hace un gesto leve... Como encogiéndose de hombros. Leiftan lanza un par de miradas más alrededor, esperando a que alguien tenga algo que decir... Pero no encuentra nada.
De forma que todo lo que hace es tomar aire y cambiar su postura a una mejor, enderezando su espalda, mientras que su mirada se posa esta vez en los ojos dorados de Khash.
-Esperamos poder escribir a Eel en cuanto nos sea posible. Notificaremos a Miiko de la situación y de tus condiciones... -Khash asiente, satisfeche al escuchar eso- Será ella quién decida qué hacer entonces.
-Me parece una decisión acertada -Eso dice, contente-. Muy bien, entonces. Procuraré que alguien te proporcione papel y tinta... -La sonrisa en su rostro se vuelve... radiante- Y esperaré, con las mismas ansias que vosotros, la respuesta de vuestra líder.
Ah. Pues. Qué bien, ¿no?
Revelaciones, intrigas, traiciones y COMIDA. Ojalá vivir allí, vaya (?
Siento que se me están alargando un poco los capítulos en la Ciudad de Oro, pero sinceramente es que estoy disfrutando mucho de la ambientación y de los personajes. Hay tantas ideas de cosas pequeñitas que me gustaría meter por aquí y por allá... Pero no hay ni espacio ni tiempo para todo, baia.
Para dar la lata un poco, porque nunca me rindo en mis incesantes intentos de transcribir lo que hay en mi cabeza al resto del mundo, traigo un pequeño recopilatorio de basurillas relacionadas con algunos de los personajes relevantes para este capítulo...
Anyways esto es todo por hoy. Nos vemos dentro de ±2 semanas con más aventuras desérticas que... La verdad llevaba muchísimo tiempo queriendo escribir y que no puedo esperar a poder publicar :) :) :)
Hale. Nos vemos cuando las arenas del desierto dejen de llenar las calles de arena. Muchos besitos (? ¡Gracias por leer!