1. I n i c i o : Mi llegada a IRO.
Relato:
Aun era bastante temprano pero Sumire ya se había levantado y desayunado. Estaba lista para bajar a la tienda y ayudar a su amigo en la venta de tés, cuando sintió que su conexión con el cosmos le indicaba que un nuevo mundo se había abierto para ella. Sumire tenía el poder de viajar a otros mundos, si bien para ello primero necesitaba que se dieran ciertas circunstancias, las cuales en pocas palabras tenían que ver con la situación de los astros en el cosmos. Su poder le permitía viajar a otros mundos cuando las circunstancias eran las adecuadas, si bien, una vez que un mundo estaba accesible para ella, podía regresar a él con mucha más facilidad cuando quisiera. Así pues, hacía ya algún tiempo que ninguna nueva conexión había tenido lugar, y no pudo sino alegrarse, pues en verdad le gustaba poder conocer otros mundos y a los seres que allí habitasen.
Y así, con una sonrisa en el rostro bajo a la tienda. Su amigo ya la estaba esperando allí, apoyado en el mostrador, con su habitual tranquilidad mientras tomaba una tacita de té de hierbas silvestres y arándanos. Y tras ofrecerle también una tacita a Sumire y ella aceptarla, comenzaron a charlar. Él sabía de los poderes de Sumire, ya que después de todo, así es como ella había llegado a ese mundo, y sabiendo también de su gusto por viajar, la animo a que aprovechara la oportunidad y fuera a conocer ese nuevo mundo. Sumire por su parte le agradeció de nuevo por haber dejado que se quedase con él. Aun si básicamente para él, esa era también la casa de ella, ella no dejaba de agradecerle cada vez que se despedía para comenzar un nuevo viaje.
De esta forma, tras despedirse y guardar sus cosas en una pequeña bolsa como tenía costumbre, pues era de viajar ligera, abrió el portal hacía ese nuevo mundo con la curiosidad de como sería y al mismo tiempo la prudencia que la caracterizaba.
Al llegar, el portal, que se había abierto en medio lo que que parecía una ciudad, Sumire pudo ver como este nuevo mundo parecía mucho más avanzado, al menos en cuanto a la estructura de los edificios, de lo que estaba acostumbrada. También, parecía haber menos espacios verdes, aunque era posible que solo fuera debido a ser esta una cuidad, y que el resto del mundo si contara con más naturaleza y animales. Sabía por experiencias previas que lo más prudente al llegar era buscar un refugio, pues nunca se sabía cuando el clima iba a cambiar y era importante poder tener un lugar en el que guarecerse si se diera el caso.
Sumire decidió pues caminar un poco por la ciudad, la cual parecía realmente grande a sus ojos, hasta que la casualidad quiso que llegara frente a un gran edificio en cuyo exterior estaba escrito Residencia IRO. Sumire tenía la capacidad de poder entender el idioma tanto hablado como escrito del mundo al que viajaba, era algo que de alguna forma estaba ligado al propio hecho de viajar a dicho mundo, si bien aún así algunas veces había términos que le eran desconocidos. En este caso, aunque no sabía que significaba IRO, puesto que si entendía la palabra residencia, dedujo que IRO sería el nombre.
Se fijo como algunas personas entraban y salían del lugar, y tras un poco de tiempo de observación, decidió entrar para preguntar si tal vez podría quedarse allí. El personal de la residencia fueron tan amables de explicarle lo que debía hacer para poder quedarse, por lo que una vez lo hubo entendido todo decidió rellenar el papel con la solicitud de ingreso.
Sumire no sabía cuanto tiempo se quedaría en este mundo, pero al menos quería tomarse un tiempo para poder conocerlo aunque fuera un poco.
Por otra parte, en cuanto a la residencia, a sus ojos era un lugar que parecía muy acogedor, donde todos los trabajadores que había podido conocer habían sido muy amables, educados y considerados con ella. Si bien también el edificio le parecía realmente grande, quizás se podría decir que demasiado en cierto modo, o al menos no estaba acostumbrada a vivir en un lugar que tuviera tantas cosas, parte de las cuales en realidad ni siquiera estaba segura de que eran, pero eso era otro tema, y ya tendría tiempo de descubrirlas. Por el momento solo esperaba tener un poco de suerte, y si la aceptaban, poder compartir la habitación con otra persona. Quizás su posible compañer@ de cuarto tampoco fuera de ese mundo, y no pudiera ayudarla a comprender lo que era desconocido para ella, pero aún así, siempre era agradable para ella poder tener a alguien con quien hablar.