Fídi se había levantado más malhumorada de lo usual, no entendía la emoción por las fechas, todos los niños estaban eufóricos y los adultos más ocupados que de costumbre, cocinando, decorando y escondiendo unos huevos de chocolate que al intentar tomar de una cesta de mimbre la retaron, no era gran cosa, era solo chocolate, cuestión, le dijeron que solo podía tener uno si lo encontraba, pero técnicamente ya lo había hecho, estaba ahí, sobre la mesa, cuando señaló esto le dijeron que no era fecha todavía y que así no valía, Fídi tampoco entendía mucho de validez o no pero según ella ya había cumplido, no importó cuánto discutió al final no le dieron ningún chocolate y la echaron de la cocina por si fuera poco. Eso había pasado hace unos días, y se había encontrado a Nevra en el camino a su habitación, pisoteando furiosa y encaprichada avanzaba, todavía tenía ganas de chocolate, no entendía porque se los habían negado. Nevra se dio cuenta de su mal humor y la detuvo, colocándose justo en frente para taparle el paso, Fídi intento rodearlo un par de veces pero no importaba cuánto lo intentará, el vampiro parecía negarse a dejarla huir tranquila, y todo le parecía muy chistoso porque encima sonreía.
—No estoy para juegos —avisó Fídi mostrando sus afilados colmillos superiores y gruñendo molesta.
Nevra no hizo caso a su tonada enojada y habló —eso veo —dijo sonriendo, pero al ver que la chica no le correspondía su gesto se volvió más serio y estoico, tomando una postura más firme, quizás algo malo había pasado y como parte de la guardia brillante era su deber arreglar los problemas de los pertenecientes al cuartel, claro, si estos problemas tenían "algo" que ver con el cuartel. —¿Qué sucede?
Fídi bufó, odiaba tener que explayarse, resumiría lo mejor posible su situación, para que el pelinegro ya la dejará en paz. —No me dejaron comer chocolates.
Nevra alzó una ceja sorprendido, hubiese reído de no ser porque la chica no parecía bromear y parecía poder arrancar su cuello de una cuajada con sus afilados colmillos que no dejaba de mostrar, Nevra ya tenía rato conociéndola y sabía que ese gesto se debía a su molestia. —¿Chocolates? —a Nevra le parecía extraño también que un dulce se le fuese negado, conocía como se ponía cuando ingería mucha azúcar, pero se encargaban de racionar sus porciones, y nunca se le prohibía un pequeño permitido, a nadie.
—Si, esos que parecen huevos, pero son chocolates, lo sé, pude olerlos antes de que me corrieran de la cocina —dijo fastidiaba, explicando todo al pelinegro.
Nevra al instante entendió de que se trataba todo, claro que le habían negado el chocolate, aquellos chocolates eran para los niños de Eel, para Pascua. Intentó sonreír tranquilizador y amable a la chica —es porque son chocolates para Pascua —explicó.
—¿Qué es Pascua? —preguntó Fídi confundida e interesada, le gustaba mucho aprender cosas nuevas y siempre preguntaba, generalmente a Daniel, un chico que la perseguía a cada rato, decía que era su trabajo enseñarle todo y a la vez estudiarla, Fídi solo creía que era una débil excusa porque la respetaba y quería seguirla a donde fuera.
Volviendo al pelinegro, que sabía que la chica podía desconocer el término, se ofreció a enseñarle mucho más de la festividad —déjame mostrarte, lo entenderás mejor.
Así es como quedaron para salir juntos, Fídi no sabía ni a dónde ni que harían, Daniel la molestaba, catalogando la invitación como una "cita", pero él qué sabía, él hacía años que no tenía pareja. Y a pesar de saber que Daniel la estaba molestando no pudo evitar sobrepensar las cosas, en su cabeza la palabra "cita" se repetía constantemente, pues ella nunca había tenido una, ni sabía que hacer o como vestirse y ¿Tendría que besarlo? Osea, juntar labio con labio, no sabía cómo hacerlo, la forma en que la gente se mostraba afecto era extraña y totalmente nueva para ella, la vez que intentó darle un pájaro muerto de agradecimiento a alguien gritó una octava más agudo que lo normal y se espantó horrible por la escena de las plumas por todos lados y la sangre cubriendo su boca y el piso de la habitación, no aceptó su gesto tan bien como Fídi esperaba y desde ese momento no quiso demostrarle afecto a nadie más de Eel, no lo entenderían, así como ella no entendía sus muestras de cariño, los besos, los abrazos ¿Por qué? No tenían sentido, era mucho mejor restregarse en el torso de una pareja potencial para marcar territorio y además de eso, su esencia seguiría acompañándote todo el día, como una cálida manta protectora. Pero bueno, Fídi estaba acostumbrada a guardarse sus expresiones y sus formas de darse a comunicar para sí, la gente solo entendía con palabras lo que querías demostrar, a veces ni con eso.
Llegó el tan esperado día de la "cita" y Daniel ya le había dejado ropa que debía utilizar, alegando que no podía usar sus harapos de siempre pues apestaban y no eran los adecuados, Fídi no sabía que tenían de malo sus viejos pantalones, eran cómodos y eso era suficiente, Daniel insistió que no, y nada más que para no escucharlo más le hizo caso, el chico podía ser un verdadero dolor en su trasero cuando no le prestaba atención, y aunque había ido perfeccionado su capacidad para ignorarlo al pasar el tiempo, todavía habían momentos y días que estaba realmente insufrible, por supuesto que Daniel pensaba lo mismo de ella. Terminó utilizando un vestido que no sabía que tenía, con otros de sus usuales complementos, como flores, plumas, accesorios que Fídi se negaba a dejar ir, llevando consigo una flor de cabello extra para obsequiársela al vampiro que se había ofrecido a enseñarle lo que sabía de esta tan famosa festividad.
Cuando llegó al CG Nevra ya estaba esperándola en la puerta, pero no se veía muy distinto, se preguntaba porqué era la única que se había arreglado, y aunque no lo admitiría nunca, el pensamiento le produjo cierta tristeza, claro que no demostró nada de esto en su rostro, presentándose ante el pelinegro con una sonrisa.
—Hola —dijo para que el vampiro la notará, claro que ya lo había hecho, la había oído llegar desde hace rato, y al verla tan bonita tuvo que escapar a su mirada para que su rostro enrojecido no lo pusiera en evidencia ¿qué tenía? ¿15 años? Funcionó, pues Fídi no vio nada extraño en él.
—Hola —contestó —¿Cambio de armario o por qué la falda? —preguntó Nevra, que si, estaba al tanto de las ropas que la chica solía utilizar, y jamás, jamás eran faldas, decía que no le gustaban.
Fídi se miró, sintiéndose por primera vez fuera de lugar y apenada, pero nuevamente, no dejo que se mostrara en sus facciones y decidió seguirle el juego al pelinegro, —Daniel me obligó—. Nevra frunció el ceño ante la mención de ese nombre, no le agradaba, Chrome solía molestarlo con que ese sentimiento eran "celos" y que el chico era amable, Nevra no estaba tan seguro de eso.
Fídi malentendió su gesto, —lo sé, esta mal que me obligue ¿quién se cree?
Nevra ya no añadió nada, y cambió de tema en su lugar. —¿Lista? Tengo mucho que enseñarte.
—¿Dónde vamos? —preguntó la oji miel intrigada.
—A donde todo comenzó —fue la respuesta del contrario.
La chica asintió y lo siguió, grande fue su sorpresa cuando terminaron en el mundo humano, ambos cubriéndose las orejas puntiagudas con mechones de cabello, casi no respiró cuando sintió la mano de Nevra acercarse y acomodar su cabello por ella, fue un gesto tan íntimo, y se sintió tan natural, como si tocarse mutuamente fuera algo que hicieran seguido, por supuesto que no lo hacían, pero nadie lo mencionó y se quedaron ambos con el efímero toque en sus pieles y el extraño golpeteo en sus corazones.
No se alejaron mucho del portal. Caminaron un rato, hasta instalarse en una plaza y sentarse en el césped rodeados de árboles y arbustos. La idea era observar a los humanos, sus costumbres, y aprender sobre la festividad con la cual Nevra no estaba muy familiarizado tampoco.
Veían a los niños pequeños correr por toda la plaza, buscando entre cetos los tan famosos huevos de chocolate, pero eso no explicaba donde nacía la festividad y porqué se festejaba así, por lo que luego de algunos minutos de observación, Fídi rezongó frustrada y se volteó a ver a Nevra, dejando de prestar atención a los humanos que los rodeaban.
—Sigo sin entender qué es la Pascua —le dijo enojada, ya estaba harta de tantas vueltas, mejor que se lo explicaran, con palitos y manzanas si hacía falta.
Nevra se volteó en su dirección, le causaba gracia verla tan frustrada. —Bueno, son chocolates en forma de huevo y conejos que los esconden, ¿Algo que venga a tu mente? —quería que ella sola fuera dándose una idea, aunque la mayor parte de su decisión para comportarse así es que no estaba seguro de que responderle a la chica y mejor armar un debate donde ambos pudieran opinar.
Fídi se tomó su pregunta realmente en serio y la pensó con cuidado, pasaron segundos en completo silencio que la chica rompió contestando —bueno, los huevos y los conejos, las liebres en realidad, son símbolo de fertilidad —contestó satisfecha, aunque no entendía que tenía que ver el chocolate, la búsqueda y mucho menos los niños.
Nevra asintió, también estaba al tanto de ello, pero no se le hubiese ocurrido mencionar esa definición en la Pascua —tiene sentido.
—¿Entonces los huevos son para los niños para que crezcan fértiles?
Si Nevra estuviese bebiendo algo escupiría ahí mismo, en su lugar, por tener la garganta seca tosió levente recuperando la compostura, Fídi había logrado llegar a una resolución un tanto extraña del tema. —Diría que para que crezcan saludables —dijo.
—El chocolate no es saludable —añadió la chica, que si bien le encantaba el chocolate y el azúcar, sabía las consecuencias de comerlo.
—Pero es una festividad, ¿qué clase de festividad sería si sirven cosas feas?
Fídi lo pensó, y tenía sentido, sería la peor fiesta del siglo. —¿Y por qué los decoran?
—Para hacerlos apetecibles a la vista.
—El chocolate es lo suficientemente apetecible sin decoraciones.
—No en forma de huevo.
Fídi se encogió de hombros y habló —seguirían luciendo apetecibles para mi.
La chica cansada de todo el tema se acostó sobre la hierba, Nevra no tardó mucho en imitarla, acostados ambos en el piso mirando las copas de los árboles y el cielo, a escasos centímetros uno del otro, guardaron silencio, ambos dándole vueltas a sus propios pensamientos, Fídi que no podía creer que hubiese viajado al mundo humano para saber de qué trataba la Pascua y sentía que todavía no estaba completamente al tanto, estaba algo decepcionada, Nevra por otro lado, pensaba en ella, en lo extraña que era, en sus maneras totalmente desconcertantes, en sus pensamientos tan raros y a la vez tan distintos, pues veía con sus ojos un mundo completamente diferente, y mientras ella veía las nubes, él la miraba a ella. La observaba con cuidado, recorriendola con la mirada, intentando descifrarla.
—Hey —la llamó para que lo mirara, Fídi lo hizo, encontrándose con el rostro de Nevra a escasos centímetros, una suave inspiración basto para llenar sus fosas nasales de su atractivo y atrayente olor, dentro del CG, el suyo era el aroma que más le gustaba, no sabía porque, algo en su estomago revoloteaba y se sentía en casa, acompañada. —Un maana por tus pensamientos —dijo.
Fídi sonrió divertida —pensaba en ti —contestó sincera, ella nunca tenía cosas que ocultar, ni sentía vergüenza alguna por lo que a otros quizás les costaría más revelar. —Un maana por los tuyos —dijo devolviéndosela.
—Pensaba en ti.
—¿Qué de mi? —preguntó Fídi curiosa acercando más su cuerpo al del contrario.
—Tú no me dijiste que estabas pensando de mi.
—Lo haré, pero pregunte primero —dijo Fídi infantil.
Nevra no podía negar la veracidad de sus palabras, por lo que con un suspiro y una sonrisa le contestó —lo extraña que eres—. La chica solo soltó un pequeño y escueto "ah" de entendimiento, lo sabía, sabía que eso pensaban todos en la guardia, no era sorpresa que el pelinegro también lo creyera así. —Y cuanto me atraes por ser así —completó.
—Soy irresistible —dijo Fídi arrogante, con una sonrisa de oreja a oreja.
Nevra blanqueó la mirada y divertido preguntó —¿Puedo retractarme?
—Claro que no —negó la chica efusivamente. —Yo pensaba en tu olor, es el que más me gusta dentro de Eel.
Nevra sonrió encantado, —¿y fuera?
—Más despacio colmillitos.
—Sé que también —dijo el pelinegro un poco altanero y seguro, la chica no negó ni asintió a su comentario, por lo que un cálido sentimiento recorrió todo su pecho, entonces era cierto. Ambos volvieron su vista al cielo.
—Esta salida ha sido de lo más extraña —comentó Fídi más para sí misma que para los oídos del contrario, pero por supuesto que la había escuchado, estaban lado a lado.
—Cita —corrigió el vampiro.
—¿Qué? —preguntó la chica, creyendo haberlo escuchado mal.
—Es una cita —repitió.
Avergonzada tartamudeo —eh si, cla-claro —. Daniel había tenido razón, pero no se lo diría nunca o seguiría molestándola por siglos.
Nevra, armándose de valor y agallas cruzó el espacio que los separaba, apoyándose sobre sus brazos para lograr colocar su rostro sobre la chica, y despacio se fue acercando, eliminando aquellos centímetros que sobraban. Fídi dejo de respirar, sorprendida y con una rapidez sobrehumana llevó una de las flores de su cabello (la que originalmente había traído como regalo para él) hasta los labios del pelinegro, este terminó besando los pétalos de una rosa y no los labios de la oji miel que eran su objetivo. Alzó una ceja confundido, ¿Acaso no la había entendido bien? Creía que ambos estaban en la misma pagina.
Fídi sonrió débilmente y se encogió como pidiendo disculpas —tendrás que esperarme un poco más —susurró, todavía no estaba lista, no para los besos, y el pelinegro lo entendía.
Nevra entonces dejo un suave beso en su mejilla y se alejó, llevándose consigo la flor de Fídi y colocándosela en el cabello.
—¿Cómo me queda? —preguntó bromeando.
—No mejor que a mi —dijo y rió por la mueca del pelinegro.
La tarde pasó entre risas, coqueteos, y más risas, se habían olvidado hace rato del principal objetivo que tenían para estar en el mundo humano, y ya poco les interesaba el tema.
Cuando Fídi volvió a su casa, allí estaba Daniel para interrogarla.
—¿Cómo fue la cita? —preguntó divertido e intrigado, realmente no creía que fuese una cita, su principal meta era molestarla.
—¿Sabías que la Pascua es un ritual extraño, donde atraen a los niños con juegos infantiles, colores y dulces para que ingieran alegorías de fertilidad?
Daniel se quedó callado y pasmado en su lugar, no sabía que le había explicado el vampiro de Pascua pero había conseguido que Fídi entendiera todo mal, ahora el huevo de pascua que tenía pensado regalarle no parecía buena idea y con fuerza abrazó su mochila entre sus brazos huyendo del lugar, debía deshacerse de la evidencia antes de que la chica creyera que había intentado obsequiarle una pócima extraña de fertilidad, lo cual sería completamente incorrecto, que el cielo lo libre de mini Fídis corriendo por el lugar.